Centeno vincula dinamismo económico con afluencia de inmigrantes

El crecimiento económico de Portugal se ha beneficiado directa y cuantificablemente del aumento de la población inmigrante en las últimas dos décadas. Los datos son contundentes. Portugal ha pasado de tener alrededor de 250.000 inmigrantes a principios de la década de 2000 a 1,6 millones en la actualidad. Esto representa el 15 % de la población residente actual. Esta evolución ha sido esencial para contrarrestar el envejecimiento demográfico, el déficit de natalidad y la pérdida de población activa.

El gobernador del Banco de Portugal ha insistido reiteradamente en que sin inmigración la economía no puede crecer. Esta conclusión se ve respaldada por la importancia de los trabajadores inmigrantes en sectores estratégicos como el turismo, la construcción y la agricultura. Solo en el sector turístico, por ejemplo, alrededor de 120.000 inmigrantes trabajan actualmente en los sectores de la restauración y el alojamiento. En el sector de la construcción, la falta de mano de obra ha limitado la ejecución de inversiones significativas, lo que ha obligado al país a solicitar a Bruselas la reprogramación del PVP, con el objetivo de reducir o eliminar las inversiones que dependen de las obras de construcción.

La contribución de la inmigración no solo se refleja en la fuerza laboral. En 2024, los inmigrantes aportaron alrededor de 3.600 millones de euros a la Seguridad Social, habiendo recibido 688 millones en prestaciones. El saldo positivo de casi 3.000 millones contribuye directamente a la sostenibilidad del sistema. Y este saldo ha ido en aumento. En 2023 fue de 2.200 millones y en 2022 de 1.600 millones. En un contexto de envejecimiento de la población nacional, esta dinámica tiene efectos significativos en la estabilidad de las cuentas públicas.

A pesar de estas cifras, persisten las diferencias políticas respecto al papel de la inmigración. El gobernador del Banco de Portugal aboga por una política de moderación salarial para garantizar el equilibrio del mercado laboral y evitar presiones inflacionarias. Al mismo tiempo, destaca que el crecimiento del empleo se ha producido principalmente en sectores con salarios superiores a la media, lo que refleja una evolución positiva en la cualificación de la población activa, incluida la población inmigrante.

El análisis económico muestra que la inmigración tiene efectos estructurales en el crecimiento económico, el mercado laboral y la sostenibilidad de la Seguridad Social. Cabe considerar el número de personas mayores de 65 años por cada joven empleado, pero la afluencia de inmigrantes, en su mayoría en edad laboral, contribuye a mitigar este desequilibrio. Aun así, el último Informe sobre el Envejecimiento de la Comisión Europea estima que, en 2050, en Portugal la tasa de sustitución de salarios por pensiones será de tan solo el 38%, lo que demuestra la necesidad de seguir reforzando la base contributiva.

El futuro de la economía portuguesa parece depender de la capacidad de atraer e integrar a los inmigrantes, garantizando condiciones estables en el mercado laboral y un sistema fiscal y social sostenible. Desde la perspectiva del Banco de Portugal, la inmigración no es solo una variable cíclica, sino un factor central para el equilibrio y el crecimiento del país.

João Rodrigues dos Santos, Profesor Asociado y Coordinador del área de Economía y Gestión de la Universidad Europea