La burocracia amenaza con convertir parte del PRR en un espejismo

El daño al país podría ser incalculable. La semana pasada, el presidente de la República fue claro: el PRR está decayendo. Con cerca del 35% de las inversiones en un estado crítico o preocupante, Marcelo Rebelo de Sousa aconsejó al gobierno modificar la ley para desbloquear la maquinaria burocrática. Un grito de desesperación que se hace eco de los sucesivos informes del Comité Nacional de Seguimiento del PRR y de las sucesivas advertencias de muchos observadores atentos, pero que hasta ahora no han surtido efecto.

La creación del nuevo Ministerio de Reforma del Estado, encomendada a alguien con un profundo conocimiento de las complejidades de la administración pública, parece ser una señal de cambio. Pero la intención no basta. Se necesita acción. Y rápido. Con poco más de 12 meses para implementar los fondos del PRR, hay poco margen para cambiar de rumbo. A menos que la Comisión Europea acepte algún tipo de reprogramación temporal, algo que, hasta ahora, ha rechazado intransigentemente en cuanto a los plazos para la implementación de los fondos de la UE.

La situación es difícil y el quinto informe del Comité Nacional de Seguimiento del PRR es sumamente claro. El riesgo no es solo perder fondos de la UE, sino no lograr los resultados e impactos que dependen de ellos. Se están desperdiciando inversiones esenciales para la modernización y el desarrollo del país. Los obstáculos están claramente identificados: burocracia en la concesión de licencias, retrasos en los pagos, licitaciones públicas desiertas, falta de mano de obra en la construcción, plataformas informáticas que se atascan, decisiones que toman tiempo. Todo esto alimenta un ciclo de ineficiencia y frustración.

Para muchas empresas, el PVP, que debería ser un motor de crecimiento, se ha convertido en una pesadilla financiera. Avanzan con proyectos, se endeudan y los pagos se retrasan, lo que genera restricciones de liquidez que pueden ser fatales. Por lo tanto, agilizar la toma de decisiones es ahora más que un simple consejo. Es una necesidad absoluta. Al igual que revisar pragmáticamente el Código de Contrataciones Públicas, como lo recomendó el Comité Nacional de Seguimiento del PVP y ahora lo reitera el propio Presidente de la República.

Es sabido que el gobierno ha identificado estas dificultades. Es sabido que existe conciencia del problema. Lo que falta es que se propongan soluciones sobre el terreno. Porque, entre la burocracia, los litigios precontractuales y las crisis políticas, el tiempo del PRR y del pueblo portugués avanza a contrarreloj. Perder los fondos del PRR significa perder mucho más que dinero. Significa perder tiempo, competitividad y una oportunidad histórica para modernizar Portugal.

João Rodrigues dos Santos, Profesor Asociado y Coordinador del área de Economía y Gestión de la Universidad Europea