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Ruido, desperdicio y sospechas: cómo la emergencia aérea de Lisboa se convirtió en un problema político y financiero

Ruido, desperdicio y sospechas: cómo la emergencia aérea de Lisboa se convirtió en un problema político y financiero

Este domingo, antes del amanecer, me despertó bruscamente un sonido que muchos lisboetas empiezan a reconocer: el rugido de un helicóptero Merlin MH-101 sobrevolando la ciudad. No era un vuelo rutinario, sino una misión del INEM (Instituto Nacional de Medicina de Emergencia), y como parte del "Proyecto de Medición de Ruido" para Vecinos de Lisboa, registré valores superiores a 77 dBA. Un valor lo suficientemente alto como para explicar el despertar prematuro de muchos residentes.

El origen de este ruido es más que una molestia temporal; es síntoma de un problema sistémico en la gestión de emergencias médicas aéreas en Portugal. Desde la adjudicación del contrato público para la operación de helicópteros de emergencia médica a Omni Helicopters International/Omni Helicopters Portugal (OHP), han aumentado los informes de falta de disponibilidad de aeronaves civiles, lo que obliga al uso de helicópteros militares, como el EH-101/MH-101 de la Fuerza Aérea Portuguesa.

Las consecuencias para el erario público son graves y, sorprendentemente, poco comentadas: un helicóptero Merlin cuesta entre 15.000 y 20.000 euros por hora, costes típicamente asociados a misiones militares de envergadura, como búsqueda y rescate en alta mar, nunca a las operaciones rutinarias del Servicio Nacional de Emergencias Médicas (INEM). En cambio, los helicópteros ligeros EC135, destinados a prestar servicios médicos de emergencia a civiles, tienen costes mucho menores: entre 2.000 y 3.500 euros por hora, incluyendo la tripulación médica.

En otras palabras, cada vez que la falta de recursos civiles obliga a la Fuerza Aérea a reemplazar el servicio, todos pagamos al menos cinco o siete veces más. Cabe preguntarse: ¿cómo llegamos a esta situación?

La respuesta reside en la gestión de la última licitación pública de helicópteros del INEM. Omni ganó el proceso, asumiendo la responsabilidad de satisfacer las necesidades del país con una flota preparada y operativa. Sin embargo, la transición estuvo marcada por la oposición del operador anterior, Babcock, que denunció la falta de activos certificados y de experiencia de Omni en este tipo de misiones. A esto se suma la polémica revelada por el periódico Público en febrero de 2024: el director de Omni Helicopters International es pariente cercano de Pedro Duarte, entonces ministro de la Presidencia. Si bien esta relación no se consideró ilegal, levantó sospechas de favoritismo en un sector absolutamente crítico.

Lo que está en juego no es solo ruido, sino el ruido de decisiones políticas opacas que minan la confianza pública y nos penalizan económicamente a todos. A las seis y media de la mañana, este ruido resonó no solo en las paredes de los edificios de Lisboa y otras ciudades del país, sino también en la conciencia cívica de quienes esperan mayor responsabilidad, mayor competencia y menos sospecha en la gestión de los servicios de emergencia en Portugal.

sapo

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