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¿Cuánto pesa el miedo?

¿Cuánto pesa el miedo?

Durante demasiado tiempo, la obesidad ha estado asociada, erróneamente, con la gula, la pereza y la estética. Hablar de obesidad es hablar de una enfermedad con consecuencias muy concretas para la salud de quienes la padecen, y cuya prevalencia, manifiestamente, no hemos podido revertir.

Para bajar de peso, no basta con comer menos y hacer más ejercicio. La obesidad no es una elección, ni tampoco una cuestión de falta de voluntad. Es una enfermedad crónica resultante de una acumulación excesiva de grasa corporal, con causas biológicas, genéticas, hormonales, psicológicas y ambientales.

En Portugal, uno de cada cuatro adultos padece obesidad y dos de cada tres tienen sobrepeso, lo que sitúa a nuestro país en la tercera peor posición de Europa. Además, la obesidad se asocia a un aumento de numerosas enfermedades agudas y crónicas. Su impacto económico supera los 1.100 millones de euros anuales, aproximadamente el 6 % del gasto sanitario.

Pero más allá de las cifras, estos datos reflejan el verdadero peso de una enfermedad que afecta la vida y la autonomía de millones de portugueses. Por todo ello, la obesidad representa una de las amenazas más graves para la salud pública.

Hoy comprendemos mejor la complejidad y los mecanismos científicos que subyacen a la obesidad. La ciencia explica por qué algunas personas son más propensas a padecerla, así como los factores que aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad y sus complicaciones. Los avances de las últimas décadas han permitido un enfoque capaz de mejorar la calidad de vida de las personas y su capacidad de controlar su salud. Afortunadamente, en la actualidad es posible tratar y controlar la obesidad.

El primer paso para afrontar esta epidemia sigue siendo el más difícil, porque también es el más solitario. Muchos continúan viviendo en silencio, atados por el estigma y la culpa. Por lo tanto, debemos seguir creando conciencia y promoviendo cambios de actitud. Necesitamos reemplazar el silencio con el diálogo, el juicio con la comprensión y la inercia con la acción.

Parte de la carga invisible de la obesidad reside en la pérdida de la libertad funcional y la confianza emocional. Cuando se vive con el temor de no tener la energía, la agilidad y la resistencia necesarias para vivir plenamente o superar los desafíos, los miedos más profundos de quienes padecen obesidad se instalan en el cuerpo y la mente, provocando que sucumban gradualmente a este peso invisible que puede agravar la progresión de la enfermedad.

Es precisamente este miedo invisible el que debemos superar, inspirando y apoyando a las personas que viven con obesidad para que den el primer paso, creando un espacio para que hablen de sus dificultades y miedos y adquieran la confianza necesaria para buscar apoyo médico.

Es urgente analizar definitivamente la obesidad por lo que realmente es: una enfermedad crónica y compleja que requiere seguimiento médico y políticas públicas eficaces que exijan cooperación y una respuesta multidisciplinar que vaya más allá de la teoría y que realmente cambie la calidad de vida de las personas que viven con obesidad.

observador

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