Más allá de la compañía: perros, salud y autonomía

El vínculo entre los humanos y los perros es uno de los más antiguos y significativos en la historia de la humanidad. Pero si en el pasado esta relación era principalmente funcional, vinculada a la caza o a la protección, hoy el papel del perro en nuestra sociedad va mucho más allá de la compañía. Su impacto se extiende a la salud mental, al bienestar emocional e incluso a la autonomía de las personas con necesidades especiales, y esto merece ser reconocido y valorado con la debida profundidad.

Un ejemplo de ello son los programas de Servicios Asistidos por Animales, donde perros entrenados asumen un papel activo en la prestación de apoyo emocional a personas en entornos hospitalarios, escolares o institucionales. La asociación ÂNIMAS – Perros de Asistencia, una de las entidades líderes en Portugal en este ámbito, viene demostrando cómo la presencia de estos animales contribuye a reducir los síntomas de ansiedad, estrés y depresión, además de favorecer el desarrollo de la comunicación e incluso mejoras fisiológicas, como la regulación de la presión arterial. La relación construida con el animal —libre de juicios e incondicional— crea un entorno más acogedor y humanizado, con efectos visibles tanto en adultos como en niños.

Pero también hay un aspecto práctico, de autonomía e inclusión, que no se puede ignorar. Los perros guía para personas con discapacidad visual son probablemente uno de los ejemplos más claros de cómo el adiestramiento y la relación entre humanos y animales pueden literalmente cambiar vidas. La Asociación Beira Aguieira de Apoyo a las Personas con Discapacidad Visual (ABAADV) es la única entidad en Portugal dedicada al adiestramiento de estos perros, cuya misión va mucho más allá de la movilidad: garantizan seguridad, confort y, sobre todo, mayor libertad en la vida cotidiana. El riguroso trabajo de entrenamiento, tanto del perro como de su futuro dueño, es exigente, pero los resultados son transformadores.

Es esencial que entendamos que estos animales no son sólo “útiles”: son compañeros. Son presencia, apoyo y, a menudo, un puente emocional entre el individuo y el mundo. La relación que se establece entre un perro y su dueño es profundamente emocional y, según varios estudios, capaz de cambiar patrones de comportamiento, reducir la soledad e incluso favorecer la socialización en contextos aislados.

En un momento en el que se habla tanto de salud mental e inclusión, es urgente llevar estas historias y este impacto al centro del debate. Reconocer el papel de los perros en nuestras vidas —y el trabajo que realizan entidades como ÂNIMAS o ABAADV, entre muchas otras— es también una forma de recordar la importancia de una sociedad más empática, más atenta a los demás y más consciente de la importancia del vínculo que construimos con los animales.

En última instancia, cuidar esta relación significa cuidar de nosotros mismos. Y quizás por eso, cada vez que hablamos de perros de asistencia o de apoyo emocional, en realidad estamos hablando de cómo queremos construir el futuro: con más respeto, más empatía y más humanidad.