España: Sánchez en el Congreso para explicar por qué seguirá al frente del Ejecutivo

El jefe del gobierno español reconoce que son días difíciles, pero asegurará a los diputados que cuenta con todas las condiciones para continuar. El desacuerdo con los socios de coalición parece haberse resuelto.
El presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, ha reconocido públicamente que el país atraviesa "momentos difíciles" debido a las acusaciones de corrupción, pero no tiene intención de dimitir como jefe del ejecutivo, a pesar de los llamamientos de la derecha a favor de elecciones anticipadas. Y también a pesar de los desacuerdos que estas sospechas (y las acciones políticas de Sánchez) han generado con Sumar, el partido de izquierdas que forma parte de la coalición gobernante.
En una tensa reunión entre los dos socios de coalición la semana pasada, Sumar se mostró dispuesto a poner fin a la alianza si Sánchez no explica adecuadamente hasta qué punto la controversia por la corrupción afecta al gobierno. Por ello, el jefe del ejecutivo comparecerá ante el Congreso este miércoles. Y aunque Sumar se ha mostrado más reservado políticamente desde la reunión de la semana pasada, sí afirmó que hoy, 9 de julio, vence el plazo para ofrecer las explicaciones adecuadas. En otras palabras, al final del debate —que se prevé muy tenso— la coalición, y por ende, el ejecutivo, estarán en entredicho. En definitiva, España podría quedarse sin gobierno al final del día.
"Soy plenamente consciente de que estos son días difíciles para todos, sin duda, para el Gobierno español y para la militancia", declaró Pedro Sánchez al inicio de una reunión del comité federal del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Madrid el fin de semana. La reunión del máximo órgano del PSOE entre congresos tiene como objetivo cambiar los nombres de la dirección del partido y aprobar medidas para aumentar la transparencia, prevenir y combatir la corrupción dentro del partido, así como castigar las conductas sexistas y el acoso sexual, según informó la agencia de noticias Lusa. El Gobierno y el PSOE se han visto afectados en las últimas semanas por polémicas y sospechas de corrupción que, dada su magnitud, podrían poner en peligro la supervivencia política de Pedro Sánchez por primera vez.
En las últimas semanas, dos factores han golpeado duramente al gobierno: la detención del "número tres" del PSOE y uno de los hombres de confianza de Sánchez, Santos Cerdán, sospechoso de corrupción junto con el exministro y exlíder del partido, José Luis Ábalos; y la polémica en torno al voto favorable del Tribunal Constitucional a la Ley de Amnistía, "diseñada" para liberar a los independentistas catalanes del ámbito de aplicación de la ley general, y que ha dividido al país en dos. La primera "solución" ya está prevista y es un "clásico": Sánchez presentará al Congreso "un paquete de medidas importantes y contundentes" contra la corrupción, según la prensa española, una medida que nunca falta cuando el problema es precisamente la corrupción.
Sánchez afirmó estar conmovido, pero también que su determinación y la misma voluntad para afrontar la adversidad se mantienen intactas, añadiendo que las medidas anunciadas dejan al PSOE preparado para afrontar el nuevo ciclo electoral en España, que comienza en 2025 con las elecciones autonómicas en Castilla y León y Andalucía. Según Lusa, el jefe de Gobierno afirmó sentir la responsabilidad de seguir al frente del ejecutivo, ya que la alternativa es una coalición de ultraderecha formada por el Partido Popular (PP) y Vox, que gobiernan o han gobernado juntos durante los últimos dos años en ayuntamientos y comunidades autónomas. Destacó que han implementado recortes al estado del bienestar, derechos y libertades, así como políticas negacionistas del cambio climático.
Sánchez también destacó el sólido desempeño de la economía española en los últimos años y señaló que la labor del ejecutivo en política exterior ha recibido reconocimiento internacional. "Somos conscientes de que la decepción es grande, pero la responsabilidad de España de seguir adelante es aún mayor", declaró, tras pedir disculpas una vez más al pueblo español y a los militantes socialistas por haber cometido un error y haber depositado su confianza en personas "que no la merecían".
A nivel interno, la vida política de Sánchez dentro del PSOE tampoco es fácil, siendo el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, la voz más fuerte de la oposición dentro del partido socialista. Tras la reunión del fin de semana, Page solicitó a Sánchez que presentara una moción de confianza en el Congreso, algo que el líder del Gobierno sin duda no hará. «La crisis actual, en términos de corrupción, es la más grave» en la historia del PSOE, declaró Emiliano García Page.
Este miércoles en el Congreso, los analistas afirman que Sánchez destacará la contribución de su gobierno a la fortaleza económica del país, con un crecimiento del PIB entre los más fuertes de la Unión Europea. Sánchez también destacará la destacada postura internacional de España en varios temas tensos: apoyó el reconocimiento del Estado de Palestina y decidió entablar una polémica con Donald Trump por la exigencia de la OTAN de que sus 32 estados miembros destinen el 5% de su PIB a defensa.
Por otro lado, el PP y Vox luchan por llegar a un acuerdo a nivel nacional, como ocurrió cuando el Partido Popular ganó las últimas elecciones legislativas. La mayor controversia entre ambos es, como era de esperar, la inmigración. El Partido Popular quiere regularizar a los inmigrantes ilegales según las necesidades del país, pero Vox aboga por su expulsión directa. Y ya ha declarado que si el PP insiste en una opción diferente, no contará con su apoyo para un hipotético gobierno conservador.
Mientras que el Partido Popular adoptó algunas de las propuestas de Vox contra los inmigrantes ilegales en su congreso del fin de semana pasado, como imponer obstáculos al acceso a los servicios públicos y la asistencia social, el partido de Santiago Abascal profundizó aún más sus posiciones radicales al respecto, adoptando las ideas de la extrema derecha europea: quiere la deportación de siete u ocho millones de personas de origen extranjero, incluyendo inmigrantes de segunda generación, es decir, aquellos ya nacidos en España. Según Vox, la llamada teoría del Gran Reemplazo es real: existe una conspiración de las élites globales para reemplazar a la población blanca con norteafricanos. Curiosamente, uno de estos países norteafricanos, Túnez, tiene la misma teoría con respecto a los africanos subsaharianos, quienes supuestamente están tratando de apoderarse étnicamente del país.
Si, de los 47 millones de habitantes de nuestro país, unos siete, o más de siete, porque tenemos en cuenta la segunda generación, ocho millones son personas que provienen de diferentes orígenes en un período muy corto, les resulta extraordinariamente difícil adaptarse a nuestras costumbres y tradiciones. «Así que las calles a menudo ya no pertenecen a los españoles, y la tranquilidad de muchas ciudades, barrios y plazas ya no es la misma», declaró un portavoz de Vox hace unos días.
Por parte del PP, el compromiso surgido del congreso, según afirmó su líder, Alberto Núñez Feijóo, es gobernar España sin recurrir a Vox. En su discurso de clausura, declaró: «Quiero un gobierno único. Un gobierno de coalición no funciona». Sin embargo, según la prensa española, la nueva portavoz parlamentaria del Partido Popular, Ester Muñoz, no descartó la posibilidad de que Feijóo nombre al líder de Vox, Santiago Abascal, como vicepresidente del gobierno, si necesita sus votos para ganar las elecciones futuras. «Esperaremos a que haya elecciones y veremos cuántos escaños tenemos cada uno», declaró en una entrevista televisada.
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