Contra los adormecedores de talento

Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Es habitual que para algunos la escritura sea una continua conversación con las poéticas de autores que han ido conformando su vida, su mundo literario, digamos que el plural, convulso y divertido mundo ajeno que “llevan dentro”. Sin duda, el argentino Alan Pauls, el autor de El factor Borges, es uno de ellos. Acabo de percibirlo más que nunca en una entrevista de su compatriota Hinde Pomeraniec con motivo de la aparición de su nuevo libro de ensayos: Alguien que canta en la habitación de al lado. Tal vez no lo parezca, pero es un título virginiawoolfiano. En la entrevista lo aclara cuando Pomeraniec le anima a comentar el título y confiesa que lo tomó de un ensayo de Virginia Woolf en el que ella habla sobre por qué le cuesta tanto leer a sus contemporáneos y por qué todavía más escribir sobre ellos. Fue un ensayo de Woolf que tomó la forma de una carta a un sobrino que le había reprochado que no escribiera sobre sus contemporáneos. En su respuesta, Woolf decía que esto no le era posible porque, para ella, sus contemporáneos eran gente que cantaba en la habitación de al lado. Y aunque se diría que Woolf dijo esto con un cierto desdén, a Alan Pauls le encantó la frase porque recobró con ella la idea de que todas las personas y las obras sobre las que él escribe puede considerarlas contemporáneas, pues a fin de cuentas no dejan de ser literaturas con las que está en conversación.
De hecho, el factor de la conversación es para Pauls esencial en su nuevo libro: “Me pareció que era importante incluir, dentro de un libro de ensayos, diálogos. Porque hay algo para mí del género del ensayo que tiene mucho que ver con eso”
De pronto, la entrevista deriva hacia unas palabras de Alan Pauls que para mí hasta podrían ser sagradas porque en ellas habla de cómo, mientras perpetraba el libro, fue dándose cuenta de que estaba reuniendo en realidad ensayos sobre poéticas que de algún modo le componían: “Porque en este libro uno puede leer de qué estoy hecho. Y ver que ahí hay una especie de radiografía de mi química de escritor a partir de todos aquellos de quienes me fui alimentando, saqueando, vampirizando. Y en ese sentido creo que es un libro muy amoroso, he eliminado los que son críticos en el sentido de agresivos, o de impugnadores”.
Pero sí hay, le señala Pomeraniec, severas amonestaciones para ciertos reseñistas que fueron duros con gente como Roberto Arlt. O como Kafka. Bueno, dice Pauls, porque son escritores que para mí son obviamente muy importantes, pero también fue muy importante el modo en que ciertas lecturas de esos escritores impusieron una imagen de lo que hacían y de sus prácticas que era completamente, no sé si falsa pero digamos, muy impugnable. Hasta que llegó un momento en el que esos escritores fueron bien leídos, o leídos de una manera innovadora, y de repente ahí, esos escritores “desplegaron todo el potencial que las otras lecturas pretendían adormecer”.
Ay, me quedo pensando en este Madrid de calor infernal que convendría ir a la caza y captura de tanto adormecedor del talento literario.
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaSi quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Enrique Vila-Matas (1948). Narrador que mezcla ficción y ensayo. En su obra destacan 'Historia abreviada de la literatura portátil', 'Bartleby y compañía', 'El mal de Montano', 'Kassel no invita a la lógica', y 'Montevideo'. Prix Médicis-Étranger, premio de la FIL Guadalajara, premio Formentor, premio Rómulo Gallegos. Traducido a 38 idiomas.
EL PAÍS