Cuáles son las ocho joyas del Tesoro de Francia robadas del Louvre: la corona de Eugenia (recuperada), la diadema de perlas, el broche relicario, zafiros y esmeraldas: " Un tesoro de valor incalculable"

"Han sido robadas joyas de valor incalculable, irrepetibles. Y no sirvió de nada la lección del último robo de joyas reales, el de Dresde, en el que fue sustraído el Verde de Dresde, la gema del Toisón de Oro." Stefano Papi, que ha seguido la venta en subasta de muchos de los tesoros de las Coronas de Europa y de numerosas piezas napoleónicas y de las emperatrices, habla sobre las piezas robadas en el Louvre de París.
"Como director del departamento de joyas de Sotheby's en Londres en los años 90, seguí la venta del Gran lazo de diamantes de la emperatriz Eugenia, esposa del emperador Napoleón III, una de las piezas expuestas en las vitrinas del Louvre -cuenta Papi al Corriere-. Luego, en 1992, también fue subastada la diadema de la emperatriz Eugenia, con perlas maravillosas y diamantes, por un millón de francos suizos. Terminó en manos de los príncipes Thurn und Taxis. La princesa Gloria Thurn und Taxis lo llevó en su boda en 1980 junto con el broche de perlas y diamantes. Después, fueron los Amigos del Louvre quienes lo llevaron de regreso a Francia, a las vitrinas de donde ahora han sido robadas las joyas".

- La diadema y el broche de la emperatriz son los que figuran en la lista de las ocho joyas robadas del museo. Joyas de valor incalculable por su importancia histórica.
- Aún más. La diadema de la emperatriz es quizá el mayor tesoro entre las maravillas de las joyas napoleónicas y reales que se exhibían en el Louvre. Y en otro tiempo se creía que el corte antiguo -en especial de los diamantes- disminuía el valor de estas piezas. Pero, en realidad, como demuestran los 36 millones alcanzados recientemente en subasta por la perla de la reina María Antonieta, vendida en 2018 por la familia Borbón-Parma, y también las pulseras con tres hileras de diamantes de la última reina de Francia, adjudicadas por seis millones, hoy prevalece el valor histórico, que junto con los quilates de las piedras hace que estas joyas sean únicas. Y de un valor incalculable.
- Se habla de joyas napoleónicas y también de joyas de los reyes de Francia en relación con el robo del Louvre, ¿puede explicarlo?
- Las joyas napoleónicas fueron creadas utilizando, tras la Revolución Francesa, el patrimonio de gemas y joyas que pertenecían a la Corona de Francia. Por ejemplo, la corona de la emperatriz Eugenia.
- Precisamente la corona de la emperatriz Eugenia, junto con un broche, es la única pieza recuperada junto al Louvre tras el robo, aunque dañada. ¿Qué hace que esta corona sea única?
- La corona cerrada con águilas y diamantes fue realizada por el joyero Lemonnier utilizando 102 brillantes, con un valor total de 32 quilates, que el emperador le entregó en 1855 y que previamente se habían montado en joyas del Tesoro Real de Francia. No fueron suficientes, así que el joyero añadió otros diamantes que, junto con el oro y las esmeraldas, permitieron crear una corona cerrada. Una joya que se conservó durante siglos en su estuche original, diseñado siguiendo su forma.
- En 1887, las joyas de la Corona de Francia fueron subastadas en París. ¿Por qué?
- Porque son joyas importantes, con un valor histórico, y con el tiempo también han generado temor por su significado. Exactamente como las joyas de la Casa de Saboya, custodiadas en el Banco de Italia, que nadie se atreve a exhibir.
- Sus abuelos, de hecho, formaron parte de la historia de las joyas de Saboya en el Banco de Italia.
- Mi abuela Giulia estaba muy unida a la hermana del conde Cao di San Marco. Y fue el conde, secretario del rey, quien primero escondió y salvó aquellas joyas de los saqueos nazis mientras Italia se veía sacudida por los vientos de la guerra. Una larga historia.

- Volvamos a la subasta de 1887 de las joyas del Tesoro de Francia robadas.
- En el siglo XIX las joyas de la Corona de Francia se exhibían en las salas del museo del Louvre, cuando el gobierno, para deshacerse de esas piezas demasiado pesadas por su herencia histórica -la monarquía-, decidió subastarlas. Sólo una joya permaneció siempre en el Louvre y no fue vendida: el famoso broche relicario de diamantes creado para la emperatriz Eugenia con los diamantes que el cardenal Mazarino había coleccionado y que, tras su muerte, pasaron al rey de Francia.
- El Ministerio de Cultura también habla de un relicario entre los ocho tesoros robados.
- Es sin duda este broche con los diamantes de Mazarino. Se salvó de la venta de 1887 porque era un broche relicario y, al considerarse un objeto sagrado, no se puso en subasta.
- ¿Y quién compró las joyas de la Corona y las napoleónicas subastadas en el siglo XIX? En resumen, ¿dónde acabaron con el paso de los siglos y cómo regresaron después al Louvre?
- Muchas terminaron en manos de ricos compradores estadounidenses; muchas otras las adquirió Tiffany's. Y luego, a lo largo de los siglos, muchas regresaron al museo tras varios cambios de propiedad. En muchos casos fueron compradas finalmente por los Amigos del Louvre, para que el museo parisino pudiera volver a exhibirlas.
- ¿Qué otros tesoros napoleónicos del Louvre podrían formar parte de las joyas robadas?
- En la vitrina que los ladrones rompieron estaban, sin duda, el Gran lazo de Eugenia y la diadema de la emperatriz con perlas y diamantes, la joya más importante del tesoro de Francia. Entre las piezas sustraídas podrían encontrarse también las perlas en forma de gota de Josefina, la primera esposa de Napoleón, que pasaron a su hijo y luego a la hija del rey de Baviera, así como el collar de perlas que con el tiempo fue subastado, tanto por Christie's como por Sotheby's -lo recuerdo bien porque seguí todo el proceso-. En el museo también estaba un conjunto de la última condesa de París, que los condes prefirieron vender de forma privada, compuesto por diadema, collar, pendientes, dos broches, un verdadero derroche de diamantes y zafiros.

- También fueron robados el collar y el conjunto de zafiros de María Amelia, esposa de Luis Felipe I, que fue rey de Francia entre 1830 y 1848, así como la de la madre de Napoleón III, con ocho zafiros y 631 diamantes. También desaparecieron las joyas de la emperatriz María Luisa, segunda esposa de Napoleón.
- La diadema de la duquesa de Angulema, con esmeraldas y diamantes, durante años estuvo prestada al Victoria & Albert Museum de Londres. Son las esmeraldas y diamantes que Napoleón regaló a su esposa María Luisa por el nacimiento del heredero. Con el tiempo, esas joyas pasaron a manos del archiduque Karl Albert de Habsburgo y después fueron compradas por Van Cleef. En cuanto a la parure de María Amelia, con zafiros, perlas y diamantes, seguí personalmente su venta en Sotheby's. Fue vendida por iniciativa de los condes de París, la familia heredera del trono de Francia. Se subastó en una venta en la que los condes, a mediados de los años noventa, también vendieron muebles y cuadros. Pero esa no estaba en el Louvre.
- Está a salvo, dice el Louvre, el Regente. ¿De qué diamante se trata?
- Es el diamante que formó parte de la Corona de Francia y que después Napoleón quiso incorporar a su espada. El hecho de que el Regente haya permanecido a salvo es un pequeño consuelo, pues son tesoros históricos que deberían estar bajo una vigilancia estricta. Quién sabe qué habrá sido de los otros diamantes fabulosos de la colección del tesoro napoleónico y de los reyes de Francia. Pienso en Hortensia, el maravilloso diamante rosa, y en el Sancy, los otros Diamants de la Couronne.
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