El edificio icono de la Nueva Bauhaus se construye en Sevilla: cero emisiones, pérgolas y paneles fotovoltaicos para el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea

El imponente solar en la isla de la Cartuja está lleno de jaramagos, adelfas, algunos árboles y pequeños vestigios de lo que fue la Exposición Universal que se celebró en Sevilla en 1992. Sobre esta superficie se alzó el Pabellón de los Descubrimientos, una de las sedes estrellas de la Expo'92 que salió ardiendo dos meses antes de la inauguración de la muestra. Aquello fue un mazazo para toda la ciudad. Pero la tragedia impulsó el ingenio. El edificio achicharrado se cubrió con una instalación artística que incluía deshollinadores gigantes y escaleras de colores. De sede calcinada a obra de arte. Al menos, en la fachada.
Sobre las cenizas de aquel pabellón fallido de hace 33 años se levantará ahora la nueva sede del Centro Común de Investigación (en inglés Joint Research Centre JRC) de la Comisión Europea, en el que trabajarán más de 400 investigadores de medio mundo, entre los que habrá economistas, ingenieros medioambientales y científicos de datos y sociales. Todos estos expertos ya están en Sevilla. Trabajan justo en frente del solar en el que se construirá la nueva sede. El JRC se instaló en la ciudad en 1994.

Ningún cartel en el perímetro del solar ubicado en un enclave privilegiado de la isla de la Cartuja, a pocos metros del río Guadalquivir, anuncia que dentro de muy poco van a comenzar las obras. Pero este lunes, se colocará la primera piedra con todo el boato. Está previsto que acuda la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, además de varios ministros, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el arquitecto que ha diseñado el proyecto, el holandés Bjarke Ingels.
El edificio que albergará el Centro Común de Investigación aspira a convertirse en un icono de Nueva Bauhaus Europea que impulsa la propia Comisión Europea, bajo los principios de "sostenibilidad, inclusión y estética". Es curioso que ya en la Expo'92 hubo proyectos muy novedosos, desde el punto de vista de la sostenibilidad medioambiental, que cayeron en el olvido. Los expertos opinan que aquello ocurrió en un momento muy prematuro. Sin embargo, ahora, la arquitectura sostenible ocupa un lugar prioritario y central para todas las administraciones.
Un edificio que "no daña el planeta"La nueva sede del Centro Común de Investigación será pionera y referente en todo el mundo por muchos motivos. Es un edificio que "funciona sin dañar el planeta", como solían comentar en las reuniones los arquitectos e ingenieros involucrados en el proyecto. Su calificación energética es de "cero emisiones". Ninguna otra edificación del mundo de esta envergadura cuenta con este sello, según han indicado a EL MUNDO fuentes cercanas al proyecto. Y lo va a tener porque consume muy poca energía y, a la vez, genera más del doble de la que precisa por las placas fotovoltaicas que tiene instaladas en la parte superior de las pérgolas. Está previsto que el excedente se inyecte en la red eléctrica de la ciudad.
Inspirándose en el entorno y las soluciones tradicionales de Sevilla, el proyecto propone cubrir el edificio con una cúpula compuesta por pérgolas fotovoltaicas que proporcionan sombra a una plaza, un jardín y al mismo edificio. Las pérgolas, ligeras y de forma cuadrada, se apoyan sobre columnas, que van cogiendo altura para crear un amplio espacio sombreado al aire libre abierto al público. Para lograr el objetivo, todo el conjunto forma una especie de pirámide, que ha sido estudiada al milímetro por ingenieros y arquitectos.
"Los paneles fotovoltaicos son bastante avanzados y se mimetizan con el entorno. Son tan de última generación que incluso en los días nublados se capta energía y sólo durante la noche dejan de funcionar", aclara Manuel González, de la firma de ingeniería sevillana Grupo Argenia, integrante del consorcio responsable del proyecto, junto al estudio de arquitectura de Bjarke Ingels y la firma malagueña Arquitectos HCP.
José Malavé, también del Grupo Argenia, destaca que se trata de un proyecto "experimental, innovador" y con máximo respeto con el medio ambiente. Durante el diseño del mismo, utilizaron un software muy avanzado con simuladores en los que se calculaba cómo respondía la cubierta de placas fotovoltaicas en una ciudad como Sevilla, con temperaturas por encima de los 40 grados en verano y en el entorno de los cero grados en invierno.
Piedra caliza y cerámicaEl diseño prioriza el uso de materiales de origen local, como la piedra caliza, la madera o la cerámica. En su interior, contará con una zona de reuniones y espacios sociales en la planta baja, mientras que las oficinas y las unidades de investigación ocupan las plantas superiores. La configuración propuesta está diseñada para ser flexible y adaptable en función de las necesidades futuras. En la zona exterior, la vegetación es también autóctona. Quizá se salven las adelfas y los árboles que hay ahora en el solar.
José Luis Moreno, de Arquitectos HCP, subraya la buena coordinación y entendimiento que hay entre los profesionales de las distintas empresas involucradas en el proyecto, que combina las firmas internacionales, como el estudio del arquitecto danés, que cuenta con sedes en medio mundo, y las sociedades locales de ingeniería y arquitectura.
En la web de su estudio, Bjarke Ingels dice que con el diseño proyectado para el Joint Research Center de Sevilla, "más que nada, hemos intentado que el rendimiento sostenible del edificio impulse una estética arquitectónica que, no sólo hace que el inmueble funcione mejor, sino que también lo hace más habitable y bello", iniciando así una "nueva lengua vernácula ambiental andaluza" en la arquitectura. Este lunes comienza la cuenta atrás.
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