En Suiza, la feria Art Basel resiste a la crisis

¿Arde Art Basel? Esa es la impresión que algunos tienen al contemplar la obra monumental, una especie de llama roja y morada de gran tamaño, que la artista alemana Katharina Grosse pintó en la explanada, la fachada e incluso en un poste cercano. En cualquier caso, la feria de arte contemporáneo está en llamas: contrariamente a todas las predicciones —según el último informe de UBS-Art Basel, publicado en marzo, el volumen de ventas se desplomó un 12% en 2024—, los dos primeros días de su inauguración, el 16 y el 17 de junio, se caracterizaron por numerosas e importantes transacciones. Una sorpresa divina para la mayoría de los expositores: 289 galerías de 42 países, encabezadas por Estados Unidos y Alemania.

A pesar del conflicto en curso en Ucrania y Gaza, y ahora de la guerra entre Israel e Irán, el mundo del arte sigue viviendo en su propia burbuja. Sin embargo, la agitación geopolítica se abre paso en las salas de estar. Desde la instalación caleidoscópica del artista libanés Walid Raad , creada a partir de vídeos de la destrucción y reconstrucción del centro de Beirut tras la guerra civil, hasta la última película epiléptica de Robert Longo, con el elocuente título «We Are the Monsters», Precedido por un ejemplar del Apocalipsis de Durero, pasando por la monumental caravana distópica del Atelier Van Lieshout, el aire es negro.

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