Clima suave, cosechas... ¿Por qué vuelve a caer el precio del café?
El café es el producto alimenticio cuyo precio más se ha disparado en los últimos años. Una libra de Arábica —la variedad más aromática, cara y consumida— alcanzó más de 3,50 € por libra este invierno, casi cuatro veces más que en 2019.
¿A qué se debe este aumento? Varias razones: la sequía y el calor excesivo en Brasil, el principal productor mundial, pero también en Vietnam. La creciente demanda mundial, sobre todo en Asia, con el desarrollo de cadenas de café como Starbucks.
Pero la tendencia se está revirtiendo. Tras los máximos históricos de febrero, el mercado ha comenzado a decaer de nuevo: los precios del Arábica han caído un 17 % en tres meses. Los del Robusta, un 30 %. ¿Por qué? En primer lugar, porque el clima ha mejorado, lo que ha permitido una mayor producción, no solo en Brasil, sino también en África.
En segundo lugar, porque los fondos de inversión se retiraron del mercado del café cuando los precios empezaron a caer, inyectando artificialmente más volumen al comercio.
¿Y qué hay de Donald Trump? Indirectamente, también podríamos beneficiarnos de los impuestos que Donald Trump impuso a los productos brasileños (hasta un 50%). El café brasileño representa un tercio del consumo estadounidense. Como resultado, Estados Unidos comprará menos café brasileño, liberando volúmenes para el resto del mundo, incluida Francia.
¿Veremos el color? No de inmediato. Generalmente, la caída de los precios globales tarda de 5 a 6 meses en reflejarse en los anaqueles. E incluso entonces, la materia prima es solo una parte del precio final.
En el mostrador, una taza de café podía bajar unos céntimos a lo largo del año. Un paquete de 250 g podía bajar hasta 50 céntimos (con un precio que oscilaba entre 3 y 6 euros).
RMC
