El coste de la atención domiciliaria a las personas mayores dependientes se dispara debido a la austeridad presupuestaria

Para levantarse, vestirse, almorzar y hacer la compra, Julien, de 88 años, depende de Nathalie, Justine, Emeline o Llliana (las personas citadas solicitaron el anonimato) según el día. Estas cuidadoras a domicilio se turnan en su casa de Pinon, un pueblo de la región de Aisne. Unas 50 horas al mes. En enero, el exdirector de obra viudo, que recibe una pensión de unos 1.800 €, vio aumentar su factura por este servicio en 325 € al mes.
Su factura casi se ha duplicado desde 2024 y asciende a casi 600 euros antes de la deducción fiscal. «Es cruel para gente como Julien, pero no tuve más remedio que aumentar el precio de venta», explica Dominique Villa, directora de Aid'Aisne, el servicio de ayuda y apoyo a domicilio (SAAD) que atiende a este octogenario.
A finales de 2024, el consejo departamental de Aisne decidió dejar de pagar 4,9 millones de euros a SAADs sin ánimo de lucro como Aid'Aisne. Hasta ahora, la autoridad local había estado compensando sus aumentos salariales anuales obligatorios. «Así que tuve que absorber los aumentos salariales trasladándolos a mis tarifas», explica. Señor Villa.
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Le Monde