Desde hace miles de años, el tatuaje está bien establecido en el Mediterráneo.

"Directo al grano", "orgulloso de ser marsellés" y otras referencias al OM o a Notre-Dame de Lagarde ... En Marsella, la piel bronceada también marca la pauta con tatuajes de protesta inscritos incluso en las mucosas bucales. Las fotografías de Yohanne Lamoulère y Anne van Der Stegen, expuestas desde mediados de mayo hasta el 28 de septiembre en el Centre de la Vieille Charité (distrito 2), como introducción a la exposición "Tatuaje. Historias del Mediterráneo", son un recordatorio: el tatuaje se ha extendido significativamente en los últimos cuarenta años, con uno de cada cinco franceses tatuados. Hoy en día, es una cuestión de identidad individual y colectiva .

En Marsella, la historia ya es antigua. "Monick Art Tattoo", el primer estudio de tatuajes, abrió en 1978 en una caravana en Bonneveine (distrito 8), antes de abrir un local cerca de Réformés (distrito 4), hasta su cierre en 2016. Por supuesto, los artistas del tatuaje Monick y Allan primero tatuaron la piel de moteros, marineros,