Esta isla italiana de la que nadie habla merece la pena visitarla al menos una vez en la vida.

Entre las aproximadamente 450 islas que se extienden frente a la costa italiana, todos pensamos en la elegante Capri, el volcánico Stromboli o la histórica isla de Elba. Más allá de estas atracciones imprescindibles, cada una con su encanto, hemos descubierto este rincón de tierra que a menudo se pasa por alto en las guías clásicas por la sencilla razón de que ofrece una inmersión total en la naturaleza más pura, sin infraestructuras.
Este pequeño paraíso se encuentra justo al lado de la costa italiana, pero parece sacado de una postal tropical. No hay carreteras, tiendas ni hoteles. Llevarás todo lo necesario. El paisaje es prístino, con acantilados escarpados, cuevas marinas ocultas y pequeñas calas solitarias bordeadas de aguas cristalinas. Los amantes de la naturaleza, el silencio y la exploración estarán encantados.
Para descubrir esta joya, te llevaremos a las Islas Pontinas, una de las escapadas más bonitas desde Roma. Estas islas volcánicas, dispersas frente a la costa sur del Lacio, son un secreto bien guardado entre los lugareños, pero prácticamente desconocidas para los turistas extranjeros.

Si la isla más grande del archipiélago, Ponza, es la más "turística" ya que es el paso obligado desde el continente y ofrece numerosos restaurantes de marisco, nos interesará la que recibe el apodo de "la hermana secreta de Ponza" pero también "La Forcina" ("Horquilla") por su forma estrecha y alargada.
Bienvenidos a Palmarola, una isla deshabitada escondida a 10 kilómetros al oeste de Ponza. Su paisaje es impresionante, con una belleza salvaje, los colores de su mar, que rivalizan con los del Caribe, y su atmósfera aventurera.
La isla es famosa por la belleza de su fauna y flora, caracterizada por la presencia de la palmera enana mediterránea, la única que crece en Europa, de un lagarto endémico único en el mundo (el Podarcis siculus palmarolae) y por la variedad de peces que se esconden en sus aguas turquesas: meros, morenas, langostas y peces multicolores, ¡para explorar con aletas y snorkel!

Los que quieran tomar el sol, bañarse y comer algo se dirigirán a "O' Francese", la única playa de arena auténtica de la isla, donde hay un pequeño restaurante de temporada excavado en la roca con vistas al mar.
No querrás perderte la capilla de San Silverio, en lo alto del acantilado, cuyo santo patrón vigila las olas desde su roca solitaria, y La Grottone di Mezzogiorno, una cueva que refleja increíbles juegos de luz que harán las delicias de los fotógrafos.
Palmarola es un destino ideal para una excursión de un día, especialmente si buscas escapar de las multitudes. Se encuentra a 30 minutos en barco desde Ponza, que está conectada con el continente en 1,5 horas en ferry desde Terracina (desde 25 €).
L'Internaute