Cartaromana: Megayates atacados por violaciones en el Área Marina Protegida, seguido de temores en La Mandra.



La pintoresca Cartaromana, con su mar cristalino y el Castillo Aragonés custodiando la bahía, dejó ayer un amargo sabor a mar. El ir y venir de los guardacostas, en plena patrulla alrededor de un grupo de megayates, interrumpía el silencio y el lento ir y venir de los bañistas. Su presencia, imponente y desproporcionada con respecto al resto del tráfico náutico de recreo, no pasó desapercibida.

A raíz de rumores circulados en la playa y entre pequeños armadores locales, se supo que las embarcaciones —todas de más de cincuenta metros de eslora, con un gigante de 67 metros en primer plano— habían sido investigadas por infringir las normas del Área Marina Protegida "Regno di Nettuno". Las normas son claras: en la isla de Isquia, solo tres puntos de fondeo están autorizados para estos gigantes del mar : la bahía de Maronti, Lacco Ameno y Forio. Cartaromana, a pesar de su atractivo y renombre, no se encuentra entre ellos.
Los yates, que ondeaban banderas extranjeras y eran operados por una compañía de chárter, debían cumplir con la normativa y mantenerse alejados de la zona restringida. La multa era inevitable, señal de una vigilancia cada vez más rigurosa para proteger un hábitat delicado, ya de por sí afectado por el turismo.
Pero el día no terminó con multas para los "palacios flotantes". Por la tarde, en Mandra, un incidente provocó escalofríos en las sombrillas: un niño deambulaba por la playa con un fusil submarino . Entre gritos y preocupación, se llamó a los bomberos y a la Guardia Costera. Los uniformados llegaron en minutos, confiscaron el fusil submarino y citaron al padre . Nadie resultó herido, pero hubo mucha aprensión y una lección de responsabilidad impartida en el acto.
Fue un día que recordó a todos, incluidos los multimillonarios, que el mar no es un lujo privado, sino un bien común. Y que disfrutarlo implica respetar sus reglas, para salvaguardar un patrimonio ambiental que no admite distracciones.
Il Dispari