Cómo una calculadora puede ayudarnos a entender cómo innovar el país sin retórica


Potencia de computación y alianza público-privada. Con la iniciativa HPC Call4Innovators, Eni abre las puertas de su supercomputadora a una selección de startups, universidades, centros de investigación y pymes. ¿Qué se necesita realmente para acortar la distancia entre la investigación y el negocio, entre el talento y el mercado, entre la intuición y el impacto?
En el debate sobre cómo un país puede fortalecer su competitividad tecnológica sin limitarse a perseguir a gigantes globales, la iniciativa lanzada por Eni el 11 de junio de 2025 —HPC Call4Innovators— ofrece un punto de partida útil. No se trata tanto de celebrar a la empresa, sino de cuestionar qué se necesita realmente para acortar la distancia entre la investigación y el negocio, entre el talento y el mercado, entre la intuición y el impacto.
Eni, en colaboración con socios como AMD, Hewlett Packard Enterprise y el Consorcio CINECA, ha decidido abrir las puertas de su supercomputadora HPC6 , una de las más potentes del mundo, a una selección de startups, universidades, centros de investigación y pymes . La idea es simple, pero ambiciosa: brindar acceso a la potencia computacional de élite a quienes trabajan en soluciones innovadoras para la transición energética , en los campos del modelado de materiales, la ingeniería, la meteorología, la energía y la movilidad inteligente.
En una era en la que la inteligencia artificial genera entusiasmo y desconfianza, el uso de la supercomputación para la simulación científica sigue siendo un pilar silencioso pero crucial del progreso industrial. Un país competitivo no solo es aquel que posee patentes, sino también aquel que puede ofrecer una infraestructura potente, accesible y útil a los innovadores. La diferencia entre desarrollar una estrategia nacional de innovación y simplemente financiar convocatorias de propuestas ocasionales reside aquí.
Call4Innovators intenta llenar ese vacío que siempre ha lastrado nuestra economía: la dificultad de transformar ideas brillantes en negocios sólidos . En este contexto, la capacidad computacional se convierte en un facilitador. Es la herramienta que puede reducir los tiempos de desarrollo, los costes de prototipado y probar hipótesis complejas en entornos reales incluso antes de que se conviertan en productos industriales. Todo esto, en un sector como el energético, puede suponer un gran avance en términos de innovación.
Pero lo más interesante, más allá de las buenas intenciones, es la alianza público-privada que promueve el proyecto. La participación de CINECA, un centro histórico de HPC nacional, indica que existe un terreno fértil para invertir en infraestructuras comunes, compartir recursos y acelerar la maduración de tecnologías críticas. No se trata de "privatizar" la investigación ni "nacionalizar" la innovación, sino de diseñar un ecosistema donde universidades, empresas y startups no hablen idiomas diferentes.
Por supuesto, la iniciativa por sí sola no resolverá los problemas históricos del sistema italiano: la fragmentación de la oferta tecnológica, la dificultad para establecer redes, la carga burocrática y la escasez de inversión en I+D en relación con el PIB. Pero sí indica una dirección. Sobre todo porque las propuestas se seleccionarán no solo por su solidez científica, sino también por su capacidad para impactar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) e integrarse en un verdadero plan industrial.
En definitiva, esto es lo que se espera de las grandes empresas tecnológicas en una fase de profunda transformación como la que estamos viviendo: no solo que innoven en casa, sino que contribuyan a crear las condiciones para que otros puedan hacerlo. Abrir las puertas de la supercomputación a quienes tienen ideas pero no los medios es un gesto que, si se replica a mayor escala y en más sectores (biotecnología, manufactura avanzada, tecnología agrícola), puede representar una de las maneras más inteligentes de formular políticas industriales.
La lección es clara: la competitividad de un país no se mide solo por el desempeño de unos pocos campeones nacionales, sino por su capacidad de crear oportunidades para muchos. Y si de vez en cuando se necesita una supercomputadora para arrancar el motor, que así sea. Siempre y cuando no lo veamos solo como un trofeo, sino que lo usemos como palanca para cambiar el panorama.
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