El coraje y las armas del 2 de junio

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El 2 de junio celebramos la República, es decir, el Estado italiano, honrando a todos aquellos que se sacrificaron para construirla y defenderla. Tradicionalmente, en esta fecha, además del desfile militar en los Foros Imperiales, se celebra una ceremonia en el santuario de Redipuglia . Este año, el ministro de Justicia, Carlo Nordio , pronunció, en nombre del gobierno, el discurso conmemorativo, con un fuerte acento patriótico. Un patriotismo positivo y sin reproches, como lo demuestra su mención de Gorizia, asociada a Nova Gorizia como Capital Europea de la Cultura, y una sensibilidad antifascista demostrada por el saludo deferente a la partisana Paola del Din , medalla de oro al valor militar por su papel en la brigada Osoppo durante la Resistencia. Los principios a los que se debe aspirar en memoria de quienes cayeron por Italia son, según Nordio, «patria, honor y deber» . «La independencia —dijo— se defiende con valentía y armas». Como Guardián de los Sellos recordó que "la justicia, que sin la espada sería humillada e impotente, la libertad también se funda en la fuerza militar".

Al recordar a los soldados enterrados en el santuario, Nordio afirmó que fue su sacrificio el que unió a Italia, el que nos dio lo que hoy es «una República democrática pacífica y respetada, cuya festividad celebramos con el orgullo de seguir su ejemplo en el camino del patriotismo, la justicia y la libertad». En un momento marcado por tanta controversia sobre la defensa y el rearme necesario para garantizarla, resulta interesante que se reafirmen los valores antiguos y modernos, que se celebre la República «pacífica» sin caer en un pacifismo autodestructivo , sin absurdos frenesíes chovinistas, sino con la conciencia de que la libertad resiste si se defiende conscientemente. La unidad y la independencia de la patria no fueron dadas por nadie, sino conquistas que deben salvaguardarse en un clima internacional lleno de incógnitas.

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