Los alimentos con edulcorantes comunes aumentan el riesgo de pubertad precoz, según un estudio

El consumo de algunos edulcorantes presentes comúnmente en alimentos y bebidas puede aumentar el riesgo de pubertad precoz en niños, especialmente en aquellos con predisposición genética. Esta advertencia surge de un estudio presentado en la Reunión Anual de la Sociedad de Endocrinología en San Francisco, EE. UU. Los autores, investigadores taiwaneses, descubrieron que el consumo de aspartamo, sucralosa, glicirricina y azúcares añadidos se asocia significativamente con un mayor riesgo de pubertad precoz, especialmente en niños con ciertas características genéticas. Cuanto mayor sea el consumo de estos edulcorantes en los adolescentes, mayor será su riesgo de pubertad precoz.
El estudio, señala Yang-Ching Chen, experto del Hospital Municipal Wan Fang de Taipéi y de la Universidad Médica de Taipéi (Taiwán), "es uno de los primeros en vincular los hábitos alimentarios modernos, en particular el consumo de edulcorantes, con factores genéticos y el desarrollo de la pubertad precoz en una amplia cohorte del mundo real. También destaca las diferencias de género en cómo los edulcorantes afectan a niños y niñas, lo que aporta un elemento importante a nuestra comprensión de los riesgos individuales para la salud".
Un tipo de pubertad precoz, conocida como pubertad precoz central, es cada vez más común, y es en lo que los expertos se han centrado. Se trata de una afección que puede provocar angustia emocional, menor estatura en la edad adulta y un mayor riesgo de futuros trastornos metabólicos y reproductivos. Investigaciones previas de Chen han destacado que ciertos edulcorantes pueden influir directamente en las hormonas y la flora intestinal relacionadas con la pubertad precoz. Por ejemplo, se ha demostrado que un edulcorante artificial llamado acesulfamo de potasio, o Ace-K, desencadena la liberación de hormonas relacionadas con la pubertad al activar las vías del "sabor dulce" en las células cerebrales y aumentar las moléculas relacionadas con el estrés. También se ha observado que otro edulcorante, la glicirricina, presente en el regaliz, altera el equilibrio de la flora intestinal y reduce la actividad de los genes implicados en el inicio de la pubertad. "Esto sugiere que lo que los niños comen y beben, en particular los productos con edulcorantes, puede tener un impacto sorprendente y poderoso en su desarrollo", explica Chen. Los nuevos hallazgos provienen del Estudio Longitudinal Puberal de Taiwán (TPLS), que comenzó en 2018, y parecen ser consistentes con observaciones anteriores.
El estudio incluyó datos de 1407 adolescentes. Se diagnosticó pubertad precoz central en 481 de ellos. Los investigadores evaluaron la ingesta de edulcorantes de los adolescentes mediante cuestionarios validados y análisis de muestras de orina. La predisposición genética se cuantificó utilizando puntuaciones de riesgo poligénico derivadas de 19 genes relacionados con la pubertad precoz central. La pubertad precoz se diagnosticó con base en exámenes médicos, niveles hormonales e imágenes. Resultados: El consumo de sucralosa se relacionó con un mayor riesgo de pubertad precoz central en los niños, y el consumo de glicirricina, sucralosa y azúcares añadidos se asoció con un mayor riesgo de pubertad precoz central en las niñas.
"Los hallazgos son directamente relevantes para las familias, los pediatras y las autoridades de salud pública", concluye Chen. "Sugieren que la detección del riesgo genético y la moderación del consumo de edulcorantes podrían ayudar a prevenir la pubertad precoz y sus consecuencias a largo plazo para la salud. Esto podría dar lugar a nuevas directrices dietéticas o herramientas de evaluación de riesgos para niños, lo que favorecería un desarrollo más saludable".
Adnkronos International (AKI)