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La ofensiva de Trump para doblegar a la Fed y a Jerome Powell

La ofensiva de Trump para doblegar a la Fed y a Jerome Powell

La Casa Blanca ha escalado su campaña de presión contra el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, apuntando ahora a la costosa renovación de la sede del banco central, en un intento sin precedentes por forzar una baja en las tasas de interés o su renuncia.

La tradicional independencia de la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, se encuentra bajo una presión sin precedentes. La administración de Donald Trump ha intensificado su campaña contra el presidente de la Fed, Jerome Powell, con una serie de ataques públicos y maniobras políticas diseñadas para influir en la política monetaria del país, una situación que economistas advierten podría tener graves consecuencias para la estabilidad económica.

La táctica más reciente de la Casa Blanca fue una carta enviada por Russ Vought, el principal asesor presupuestario de Trump, a Jerome Powell. En la misiva, Vought expresaba que el presidente estaba «extremadamente preocupado» por los planes de renovación del icónico edificio Marriner S. Eccles, sede de la Fed, sugiriendo que la «ostentosa remodelación» podría haber violado las normas gubernamentales.

Para aumentar la presión, Trump nombró a dos asesores cercanos a una comisión poco conocida, la Comisión Nacional de Planificación de la Capital, con la intención de que revisen los planes de construcción de la Fed. Uno de los asesores, James Blair, ya ha solicitado públicamente una revisión de todos los planos y ha insinuado que Powell no fue honesto en su testimonio ante el Congreso sobre el proyecto.

Esta maniobra es solo el último episodio de un «casi diario redoble de críticas» por parte de Trump hacia Powell. El presidente ha calificado públicamente al jefe de la Fed como «una persona muy estúpida» y ha llegado a exigir que «renuncie inmediatamente». A través de las redes sociales, su mensaje ha sido inequívoco: «¡¡¡BAJEN LA TASA!!!».

La insistencia de Trump se basa en su creencia de que unas tasas de interés más bajas harían más baratos los préstamos para los consumidores (hipotecas, autos) y permitirían al gobierno financiar su creciente deuda a un costo menor.

Jerome Powell, quien fue nominado como presidente de la Fed por el propio Trump durante su primer mandato, se encuentra en una posición extremadamente difícil. Ha resistido la presión de recortar las tasas de interés en gran parte debido a la incertidumbre económica generada por las propias políticas de la administración: los aranceles comerciales.

Powell ha testificado ante el Congreso que los aranceles de Trump son la razón por la que la Fed ha puesto en pausa los recortes de tasas, ya que podrían aumentar los precios para los consumidores y reavivar la inflación. Esta situación ha sido descrita por la economista Diane Swonk como un «purgatorio incómodo» para la Fed: la administración crea la incertidumbre y luego ataca al banco central por su respuesta cautelosa.

«Comprometer la independencia de la Fed es malo para la economía, malo para las expectativas de inflación y, por lo tanto, malo para la inflación a largo plazo.» – Sung Won Sohn, profesor de finanzas y economía en la Universidad Loyola-Marymount.

Esta confrontación no es del todo nueva en la historia de EE. UU., y los precedentes son alarmantes. Investigaciones sobre las cintas y diarios del presidente Richard Nixon y el entonces jefe de la Fed, Arthur Burns, en la década de 1970, demuestran que la presión política para facilitar la reelección de Nixon condujo a una política monetaria excesivamente expansiva. El resultado directo de esa interferencia política fue la «Gran Inflación» de esa década, un período de inestabilidad económica que tardó años en corregirse.

Los economistas observan la situación actual con gran preocupación. Advierten que si la Casa Blanca logra doblegar a la Fed, se erosionaría la credibilidad de la institución, un pilar fundamental de la economía estadounidense y mundial. La percepción de que las decisiones de la Fed son políticas en lugar de técnicas podría desanclar las expectativas de inflación, haciendo más difícil y costoso controlarla en el futuro.

Cualquier decisión que tome Powell ahora será inevitablemente interpretada a través de un lente político, un escenario que socava la confianza pública en la institución, sin importar si decide cortar, mantener o subir las tasas.

La Verdad Yucatán

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