Donde las secciones no penalizan

Un periodista lituano que trabaja en una prestigiosa web del mundo de la canasta telefoneó el pasado lunes a las oficinas del Barça. Quería saber si era verdad que lo que podía disponer de masa salarial el conjunto de baloncesto del Barcelona influía en las operaciones que pudiera hacer el primer equipo de fútbol blaugrana. Alucinó cuando le respondieron que sí. Porque más allá de que la junta directiva que preside Joan Laporta ha dejado de apostar claramente por su sección de baloncesto (del proyecto del nuevo Palau que está en un cajón mejor no hablar) lo cierto es que las condiciones tampoco le favorecen.
En Grecia, el Olympiacos y el Panathinaikos no tienen un fair play en que el fútbol esté vinculado al baloncesto o viceversa, Además, las dos secciones comparten colores y aficiones pero son estructuras societarias distintas. Algo similar ocurre con el Bayern. El Fenerbahçe, campeón de la Euroliga bajo la dirección de Sarunas Jasikevicius, tampoco tiene ese cordón umbilical salarial entre su sección baloncestística y la de fútbol. Y aquí sí que se trata del mismo club para todos los deportes a efectos completos.
En ligas como la Premier el femenino incluso deduce un gasto de los equipos masculinosEsta cuestión no justifica totalmente la bajada de nivel blaugrana en las últimas temporadas ni mucho menos pero sí la pone en contexto. En los últimos tres años la masa salarial del baloncesto del Barça, que ayer renovó al pívot senegalés Youssoupha Fall, ha bajado en diez millones, justo desde la salida de Nikola Mirotic y Jasikevicius. De cara al próximo curso es la única sección del club que sufre un recorte (de tres millones) y se situará a niveles de sueldo del 2019. Y eso que cumplió con lo establecido en los últimos presupuestos. Se lesionaron Laprovittola, Metu, Núñez y Vesely y solo se contrató de forma breve al base Raulzinho Neto.
El Barcelona sigue transmitiendo una vocación polideportiva pero cada vez le cuesta más mantener la competitividad en sus secciones profesionales, que suponen, junto con lo que cuesta la cantera, casi un 20% del límite salarial que impone LaLiga presidida por Javier Tebas. Cabe recordar que los clubs españoles se rigen por el Límite de Coste de Plantilla Deportiva (LCPD). Se trata del importe máximo que cada uno puede consumir en el transcurso de la temporada en su plantilla. El LCPD se divide en dos clases de masa salarial, que comprende lo relacionado con el pago a los deportistas y staff, desde sus sueldos hasta las primas, seguridad social o amortizaciones de fichajes. Por un lado está la masa salarial inscribible, con los jugadores del primer equipo, Hansi Flick y su segundo entrenador Marcus Sorg. El resto del staff, el fútbol base y el Barça Atlètic, así como las secciones, conforman la masa salarial no inscribible.
Una masa salarial no inscribible que subirá de los 91 a los 95 millones la próxima temporada. La única sección que sube su capacidad de gasto en sueldos es el primer equipo femenino (un millón más que esta temporada). Pero esa subida salarial dentro de un presupuesto para el femenino que se mantiene se antoja insuficiente para competir en igualdad de condiciones con el Olympique de Lyon o los pujantes clubs ingleses, como el Arsenal, actual campeón de Europa. El Barça se ha quedado de momento con una plantilla de 17 jugadoras del primer equipo, tras concretarse diversas salidas, y ha de afrontar la renovación esta campaña de puntales del equipo, como Cata Coll, Claudia Pina, Caroline Graham Hansen o Alexia Putellas, aunque esta cuenta con un año más opcional.
En cambio los equipos ingleses cada vez se refuerzan más. En ligas como la Premier el femenino incluso deduce un gasto de los equipos masculinos. En España se está negociando que la masa salarial del femenino se desvincule de la del masculino para que vayan por dos vías diferenciadas y no todo dependa de lo que marque LaLiga de Tebas.
lavanguardia