El ‘New Camp’, abierto al público

El New Camp inglés no está en obras, ni pendiente de permisos del Ayuntamiento, la policía o los bomberos para poder abrir sus puertas al público. En realidad están abiertas siempre porque no tiene accesos, ni gradas, ni tecnología para el VAR, aunque la superficie es de hierba natural. En ella pastaban las ovejas hasta que un par de agricultores locales cedieron el terreno para la construcción de un campo de fútbol en el que jugara el Pelynt FC.
Se llama New Camp porque está en Barcelona, la otra Barcelona, una aldea de Cornualles en el condado más meridional de toda Inglaterra, cerca del pintoresco pueblo de Looe. Es fácil que pase desapercibida porque no tiene iglesia (y no digamos una Sagrada Familia), ni oficina de Correos, ni bares ni tiendas de ningún tipo. Sólo un puñado de casas (unos dicen que dos, otros que diez), un bosque ancestral, una antigua forja... y un campo de fútbol cuyo nombre se inspira en el Camp Nou. A sus habitantes, cuando encargan comida o intentan comprar algo por Internet, hay quienes les dicen que no hacen entregas en el extranjero.
El modesto Pelynt, equipo amateur que utilizaba el campo, se disolvió en el 2019 por problemas económicosAhora tampoco tiene inquilino. Fue el hogar del Pelynt FC (del vecino pueblo de Pelynt), un equipo amateur de la Duchy League de Cornualles, y escenario de sus partidos como local hasta su quiebra y disolución hace seis años. Las taquillas no ayudaron en cualquier caso a pagar los gastos, por escasos que fueran, ya que el aforo oscilaba entre los cincuenta y sesenta espectadores. Con suerte.
Los escasos vecinos de la aldea –cuyos límites geográficos no están claramente definidos y algunos no saben si son o no de Barcelona– están orgullosos de llamarse igual que la capital catalana y cuentan versiones diferentes del origen del nombre. La más extendida es que un hijo del barón y obispo Lord Trelawny, de una de las más familias más nobles de la región, fue víctima de un naufragio y rescatado del agua por un barcelonés, a quien como agradecimiento le dio unos terrenos y el derecho a ponerle al lugar el nombre que quisiera.
Barcelona Sporting Club Al otro lado del Atlántico y con una camiseta inspirada en la senyeraEl Barcelona Sporting Club de Guayaquil, con un escudo idéntico al del Barça, fue fundado en 1925 por una mezcla de catalanes exiliados en el Ecuador y nativos del país que querían darle el nombre de Deportivo Astilleros (por el barrio en el que nació). Su camiseta es amarilla con toques rojos, para recordar a la senyera, y su apodo son “los toreros” y “los canarios”. Han ganado dieciséis títulos de liga y llegado dos veces a la final de la Copa Libertadores, perdiendo ambas. Su gran rivalidad es con el Emelec, en lo que se conoce como “el derbi de astilleros”. Contra el Barça ha jugado tres veces, con una victoria para cada uno y un empate.
Sea o no cierta, la historia es indudablemente romántica, y alguna conexión existe sin duda entre las dos Barcelonas, porque en la Villa Olímpica hay una calle Trelawny y una parada de autobús, a tiro de piedra de la playa del Somorrostro y la plaza Charles Darwin, nombrada al parecer en homenaje a Harry Trelawny, un oficial inglés de la dinastía de aristócratas de Cornualles, que defendió la ciudad en la guerra de Sucesión española de principios del siglo XVIII. Un pariente suyo fue ayuda de cámara de Lord Marlborough en la batalla de las Ramillies, en Flandes.
Algunos aficionados del modesto Pelynt FC presionaron para poner al campo de fútbol de Barcelona Old Trafford, dada su simpatía por el Manchester United, pero la decisión final fue bautizarlo como New Camp. Durante el primer mandato de Laporta, el club notificó de su decisión tanto a la Liga Profesional como al Barça, no hubiera algún problema de copyright que desconocían. Todo lo contrario. Ramón Pujol Núñez, en ese momento director de Relaciones Internacionales de la entidad, le envió una simpática carta y un banderín firmado por los jugadores de la plantilla en un gesto de hermandad.
Lee también ¿Fútbol, ‘soccer’ o ‘socker’? Rafael Ramos
El Pelynt se sintió enormemente halagado, y vinculado al Barça a pesar de la abismal diferencia de poderío tanto económico como deportivo, pero no cambió los colores de su camiseta ámbar y negra (típicos de Cornualles) por los azulgrana. Hasta su desaparición siguió jugando en un New Camp que está en pendiente, y en la actualidad sólo es utilizado por los chavales que quieren darle unas pastadas al balón. Eso sí, no depende de inspecciones, permisos administrativos y controles medioambientales y de seguridad.
lavanguardia