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La guerra comercial tumba las previsiones de las automovilísticas

La guerra comercial tumba las previsiones de las automovilísticas

Las ya deprimidas cuentas del motor occidental intentan plasmar ahora otro riesgo, el arancelario. El reciente desfile de resultados constata la incertidumbre por la guerra comercial. Entre medidas y marchas atrás de Donald Trump su horizonte se nubla. Incapaces de predecir lo que pasa y pasará, recortan o retiran directamente sus previsiones para el año, sin guías para su negocio y el inversor. A un lad y otro del Atlántico el agujero crece.

Las incógnitas lo explican: no se sabe qué harán ni el cliente ni el presidente. Se está calibrando aún el arancel del 25% a los coches importados a EE.UU., a las piezas del exterior o al acero y el aluminio. Más dificultades y costes para fabricantes extranjeros y locales. Como salida, o los asumen o los trasladan al consumidor, que vería disparados los precios. Si se quiere escapar, la inversión para trasladar la producción a EE.UU. también obliga a gastar más. Con el consumidor dubitativo y Trump cambiando continuamente medidas, todo impacta. Un ejemplo es Stellantis. La dueña de Fiat o Chrysler vio caer las ventas un 14% hasta marzo. Junto a las cifras ha borrado las previsiones “debido a incertidumbres relacionadas con los aranceles”. La firma argumenta que las medidas cambian y que no pueden cuantificar el impacto. “Estamos esperando mayor claridad”, se justificó. Este año tenía que ser de recuperación moderada, ahora empantanada.

La situación cambiante impide prever el impacto en los costes o en la confianza del cliente

Otra que rindió cuentas y cancela pronósticos es Mercedes-Benz. Ganó 1.731 millones de euros hasta marzo (-43%). Los directivos hablaron de “entorno de mercado dinámico”. Eufemismo para decir que lo que hoy rige, mañana no. “No podemos dar unas previsiones con un grado de fiabilidad creíble”, dijeron. Hay incertidumbre por los aranceles, por las tarifas en sí y por la respuesta que puedan tener los clientes cuando vean precios más altos al trasladar la tasa. Si hay recesión el consumo es el primer golpeado.

Las marcas insisten que no se puede valorar el impacto en los costes o el comportamiento del usuario. No ayuda que ese marco cambie de un día para otro. La tasa del 25% para los coches extranjeros se mantiene y está presente en negociaciones con los países. En los componentes ya ha habido cambios para aliviar la carga. Retocar previsiones también está a la orden del día. Como en Porsche, sin producción en EE.UU. y que ya sufría por China. El beneficio se hunde un 45% hasta marzo, a 518 millones. Espera un impacto cercano a 100 millones solo entre abril y mayo por los aranceles. Para el resto de año “no es posible hacer una previsión fiable”. Aun así la horquilla de ingresos esperada ya cae en 2.000 millones de euros y el margen se ajusta del 10-12% al 6,5-8,5%. La lista sigue con Volvo, que combina retirada de previsiones con recorte de gastos de 2.000 millones. Es una de las más expuestas. Tampoco dan pistas para el futuro los eléctricos de Polestar.

Lee también Stellantis reduce sus ingresos un 14%, hasta los 35.800 millones, y retrasa sus previsiones de 2025 Europa Press
Nuevo Peugeot e-208.

Dentro de las grandes, Volkswagen, que reportó un beneficio de 2.186 millones (-41%), reitera sus previsiones, aunque hay trampa. No incorpora la guerra arancelaria, por lo que las revisará en un futuro. “Esencialmente es una retirada (de previsiones)”, advertía Patrick Hummel, analista de UBS. La directiva esquivó preguntas sobre este tema.

Mismos síntomas en EE.UU. GM, con marcas como Chevrolet o Cadillac en cartera, ha recortado sus previsiones para el 2025. Espera un impacto de hasta 5.000 millones de dólares este año por los aranceles. El beneficio bruto esperado pasa de 13.700-15.700 millones a 10.000-12.000 millones. GM también frena la recompra de 2.000 millones en acciones propias a falta de que clarifique la situación. Tesla, tras unos malos resultados y en plena crisis de ventas y reputacional, borró previsiones de sus cuentas porque “es difícil medir los impactos de la cambiante política comercial mundial”, sin saber el efecto en sus costes y demanda. En tierras de Trump tampoco se salva Harley Davidson, víctima de las contramedidas europeas. La motera borra previsiones para el año: “Es difícil predecir qué políticas pueden afectar a los clientes a lo largo del año y la confianza del consumidor”, señalaba esta semana. Aunque la mayoría de sus ventas son internas, le impacta la tasa al acero y aluminio y la de piezas por las que trae de China.

Stellantis, Porsche, GM, Tesla, Harley Davidson... Las malas noticias se dan en Europa y EE.UU.

Las retiradas o revisiones se dan en otros sectores, pero destaca el motor por los aranceles específicos y sus cadenas globales y en particular la pérdida de cuota en China. Fuera del motor, la química BASF advierte que falta claridad. Amazon ha presentado unas previsiones que han decepcionado, y Apple no ha dado pistas más allá de las actuales, aunque reconoce un impacto de 900 millones de dólares. Al motor le queda esperar un giro de guion o trasladar producción a EE.UU. Panorama complicado, según Pal Skirta, analista de Metzler. Porque o bien golpean los aranceles, o la inversión para reorganizar la producción, o ambas a la vez.

lavanguardia

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