Peña Nieto, siete años después

El pasado fin de semana llegó una noticia desde Israel al parecer explosiva y no exactamente por provenir de un país que está en guerra. Se trata de un misil periodístico que tiene por objetivo despeinar un copete formado por cabellos unidos por el férreo gel de la corrupción. Cabellos que no fueron desgreñados hace siete años como esperamos, inútilmente, los que votamos por el hoy habitante de la Chingada.
Basta ya de improcedentes tropos –me dice mi otro yo ligeramente encabronado— deja ya de usurpar el lenguaje y habla –escribe— a la manera del género Capsicum de plantas angiospermas de variados frutos, la mayoría de sabor picante, utilizados en la gastronomía nacional.
Así pues voy directo: un reportaje del diario israelí, The Marker, reveló que el expresidente Enrique Peña Nieto recibió sobornos por la suma de hasta 25 millones de dólares a manos de dos empresarios israelitas Avishai Neriah y Uri Ansbacher, ligados a la empresa que comercializa el malware Pegasus. A cambio de dicha suma, según la investigación informativa de Gur Meguido, Neria y Ansbacher serían favorecidos con jugosos contratos por el nativo de Atlacomulco.
En la conferencia matinal del pasado lunes la presidenta Claudia Sheinbaum, en torno a dicha noticia hizo un lacónico comentario: “Pues si estuvo medio tremendo” y de manera breve comentó la noticia. No fue más explicita al día siguiente cuando la reportera Nancy Flores de la revista ‘Contralínea’, preguntó por el avance o el estatus de las denuncias que hiciera en el 2022 la Unidad de Inteligencia Financiera ante la Fiscalía General de la República por casos de presunta corrupción en los que está involucrado el mexiquense con miembros de su familia y socios. La presidenta, ni tarda ni perezosa, contestó: “Pues tendría que contestar el fiscal, le corresponde a él”.
El fiscal Alejandro Gertz Manero, tardo pero perezoso, contestó: “Efectivamente, desde principios de la administración anterior (que como sabemos comenzó en el 2022) se presentaron varias denuncias que no han sido corroboradas por las pruebas suficientes. Ésta (sic) se aumenta con este nuevo caso (…) vamos a reclamar a las autoridades de Israel que esta información que dieron de carácter mediático la podamos incorporar a una carpeta para poder seguir adelante. Nuestra relación con estas autoridades no ha sido fácil, hemos tenido muchos problemas (…) tenemos casos que están ahí detenidos, que llevan varios años. (Los de Tomás Zerón y Andrés Roemer). Espero que en este caso tengamos una respuesta más rápida”. Entre la lentitud de los israelies y la calma de Gertz Manero el caso se va a resolver cuando Peña Nieto se haya gastado su fortuna o se quede calvo —lo que ocurra primero.
Por su parte, el presunto acusado, que alterna su buena vida entre República Dominicana y España, entre hoyo y hoyo —golf y mujeres— a través de X, argumentó en su defensa: “Lamento encontrarme con notas que, sin el mínimo rigor periodístico hacen afirmaciones a la ligera y dolosamente. Totalmente falsa la nota sobre supuestas aportaciones (eufemística forma de llamar al cohecho, al soborno o a la coima). Es una insinuación carente de sustento alguno. Queda la duda, en interés de quienes, se hace tal publicación”. En interés de los que pagamos impuestos que usted y su pandilla robaron y despilfarraron.
Posteriormente extendió lo expresado en las redes sociales en una entrevista con Ciro Gómez Leyva al estilo de éste periodista –a modo. Para rematar los poco más de 19 minutos de conversación, en la cual defendió su persona y elogio su gobierno, dijo: “Yo me entregué como presidente de la república a servir a México (…) Llevó en mi corazón a México tatuado, es mi patria, es mi corazón, lo amo entrañablemente”. No sé que opinen las lectoras y los lectores pero yo no le creo, al menos que hable del frustrado corazón que trató de hacer con las manos aquel 15 de septiembre.
Eleconomista