Paternidad: preguntas para saber si lo estás haciendo bien

Si hay algo seguro sobre la paternidad, es que no existen padres perfectos ni una única forma "correcta" de criar. Ser padre es un aprendizaje constante, lleno de ensayo y error, y en esta aventura es normal preguntarse de vez en cuando si lo estás haciendo bien.
A propósito del Día del Padre en República Dominicana, te compartimos siete preguntas clave que pueden ayudarte a descubrir si estás yendo por el buen camino.
1. ¿Soy un líder o solo impongo reglas y control?La figura paterna suele estar ligada a la autoridad; sin embargo, no significa solo establecer límites o dar órdenes. Es fácil caer en el rol del "controlador", el que impone disciplina desde la autoridad, pero eso no necesariamente construye una relación sana ni prepara a los hijos para tomar decisiones por sí mismos.
Lo ideal es ser un líder; guiar desde el ejemplo, inspirar confianza y abrir espacios de conversación. No se trata de decir "Porque yo lo digo y punto", sino de tratar de entender a los hijos y estar disponibles cuando hay dudas o miedos.
2. ¿Sé poner límites?Los límites contribuyen al sano desarrollo de los hijos, pero hay que tener claro que ponerlos no significa castigar, controlar ni imponer desde el miedo, sino enseñarles a los hijos a comprender el funcionamiento del mundo que los rodea y proporcionarles una base sólida de seguridad y estructura.
Muchos padres confunden el amor con la permisividad, pensando que decir "no" puede dañar el vínculo o hacer que sus hijos los rechacen. Otros, por el contrario, recurren a la rigidez, creyendo que un padre firme debe mostrarse inflexible para que lo respeten.
En ambos extremos, se pierde el verdadero sentido de los límites. Un buen límite necesita claridad, coherencia y respeto.
3. ¿Estoy criando desde lo que considero que es mejor o desde lo que no tuve?Muchos padres crían con la intención de "darles a sus hijos todo lo que ellos no tuvieron". Aunque es una premisa que parte desde el amor, si esa motivación no se acompaña de reflexión, puede ser más perjudicial que beneficioso para los hijos.
Esto se ve especialmente en el plano material. Padres que crecieron con carencias económicas a menudo se esfuerzan para darles a sus hijos ropa, juguetes, tecnología y viajes. Sin embargo, hay una diferencia importante entre ofrecer bienestar y tratar de llenar vacíos del pasado con cosas materiales.
4. ¿Respeto sus gustos y diferencias?Cada hijo es único. Tiene su propio temperamento, intereses, forma de ver el mundo y de expresarse. Sin embargo, muchos padres intentan moldear a sus hijos para que se parezcan a ellos, para que encajen en lo que consideran "correcto" o "normal".
Esto puede pasar sin darnos cuenta, desde pequeños comentarios como "esa carrera no tiene futuro" o "yo a tu edad ya hacía tal cosa".
Respetar sus gustos y diferencias no significa estar de acuerdo con todo, ni tampoco soltar todo control. Significa reconocer que los hijos no están para cumplir las expectativas de sus padres, sino para andar su propio camino.

Más allá de proveer, educar y poner límites, uno de los pilares más importantes de la paternidad es el vínculo emocional. Ese lazo invisible pero poderoso que permite que un hijo se sienta seguro, escuchado y valorado. Y ese vínculo se construye, sobre todo, desde la confianza.
Muchos padres asumen que el respeto y el cariño de sus hijos están garantizados solo por el hecho de ser su figura paterna. Pero la confianza no viene con el título de "papá". Se gana con el tiempo, con coherencia, con presencia y con actos cotidianos.
6. ¿Refuerzo su autoestima?Uno de los regalos más valiosos que un padre puede darle a su hijo no es material, ni académico, ni práctico. Es ayudarlo a creer en sí mismo.
La autoestima no se construye de la noche a la mañana, pero se cultiva en lo cotidiano: cuando un padre valida lo que su hijo siente, celebra sus logros (por pequeños que sean), lo acompaña en sus fracasos sin burlas ni reproches, y le recuerda que su valor no depende de si acierta o se equivoca.
7. ¿Sé pedir perdón cuando me equivoco?Muchos crecimos bajo la idea de que los padres siempre tienen la razón y que pedirles perdón a los hijos es una señal de debilidad o pérdida de autoridad.
Pero es todo lo contrario: reconocer que te equivocaste te humaniza; les enseña a los hijos que no necesitan ser perfectos, sino auténticos. Los ayuda a entender que equivocarse también es parte de la vida y que lo importante es reconocer los errores y pedir disculpas cuando sea necesario.
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