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Días de furia: PP-Vox

Días de furia: PP-Vox

Falling Down ( Un día de furia ) del año 1993 es una película magistral. Narra la vida de WilliamD-FensFoster , un ciudadano común interpretado por Michael Douglas que se harta de su frustración cotidiana en Los Ángeles, abandonando su coche en un atasco y desatando una oleada de violencia. Un momento icónico del filme, siempre recordado, es su monólogo-reflexión en plena autopista acerca del “punto sin retorno”: “He dejado atrás el momento de la duda. ¿Sabes cuándo es eso? Es el momento de un viaje en que es más largo volver al punto de partida que continuar hasta el final”.

El “punto sin retorno” PP-Vox ha llegado. Así lo certifican los datos brutos del CIS. Hoy la transferencia neta del PP hacia Vox se sitúa, como anticipamos hace meses, en un millón de votos, lo que es una ruina en términos de mercado electoral para los de Alberto Núñez Feijóo. En contraposición a esta exuberancia, la transferencia neta del PSOE hacia el PP asciende solo a 150.000 votos, una nimiedad si tenemos en cuenta todo lo llovido. El CIS corrobora también otra certidumbre: la derecha se muestra completamente incapaz de superar su techo histórico, que son los 12 millones de votos que obtuvieron Mariano Rajoy y Rosa Díez en noviembre del 2011.

La transferencia neta del PP hacia Vox se sitúa en un millón de votos, lo que es una ruina para los de Feijóo

Sigue habiendo más probabilidades de cambio que de continuidad. Pero con dos salvedades que pueden ir a favor de un bloque u otro: la primera, en tantos sondeos, es que la derecha obtiene –con una estimación estándar– 184 diputados, siempre y cuando Podemos y Sumar vayan por separado, pero solo 177 si agregaran sus votos en una única candidatura; la segunda, hasta 250.000 electores del PSOE se están yendo a Vox. Lo de Vox como zona de ruptura puede ser un punto de no retorno para todos. También para el PSC con Aliança Catalana.

En La Liga de derechas el PP como derecha democrática representa ya un poco menos del 60% de esos votos, mientras que Vox, y muy a lo lejos SALF, como derecha autoritaria el 40% restante. Esta es la nueva medida para diseñar el Mercedes-PP . Así se abre este curso político 2025-2026 que debe de terminar con elecciones autonómicas en Andalucía y en Castilla y León. Vayamos a las andaluzas: el riesgo del presidente, Juanma Moreno , es evidente, porque esos comicios no dirimirán su continuidad en San Telmo, sino fundamentalmente si Vox vuelve a condicionarle la gobernabilidad como en el 2018 y el PP deja de ser una derecha democrática estilo Merz. Ése será el hito que debieran salvar. Si Vox decide, Andalucía será como la espuela en la larga cabalgada del sheriff para intentar superar la cota del 20% que tienen técnicamente en su mano los de Santiago Abascal. Como Chega en Portugal, tan cerca de Andalucía.

Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, en el Congreso

Susana Díaz , que es técnicamente el espacio político del PP Andaluz actual, creyó tener controlada la situación cuando anticipó elecciones en marzo del 2015 para frenar a Podemos y reivindicarse como líder en España. Sin embargo, el PSOE retrocedió y Díaz tuvo que acordar con Ciudadanos (la derecha) su continuidad, que fue efímera, sin que por ello Podemos (la izquierda) desapareciera, al contrario. Andalucía como Catalunya o la Comunidad Valenciana siempre anticipan generales. Es una gran nacionalidad histórica con visión de futuro. Lo hizo también en el 2018 cuando Vox se destapó en sus primeras elecciones de verdad, abriendo paso a las tres derechas del 2019, las de la plaza de Colón. Y, finalmente, lo hizo en el 2022 cuando Moreno consiguió la absoluta abriendo un nuevo ciclo electoral, color verano azul, que Feijóo dejó escapar el 23-J por 20.000 votos en cuatro provincias. Esa mayoría andaluza se consiguió la última semana. Esas generales las perdieron también en siete días.

Así que siempre atentos a Andalucía, porque de eso, de saber si Moreno aguanta la absoluta o cede ante Vox va España también, aunque la industria del relato en el Madrid DF. esté a tope entre tanta cuita, casquería y corrosión. El futuro de España se juega en la “Y griega invertida”: Sevilla, Valencia, Barcelona, Vitoria. No solo Madrid. La derecha democrática seguirá instalada oficialmente en la suma cero, mientras el PP no recupere la transferencia de votantes del PSOE mostrándose como una derecha plural. En estos días de furia el PP ha olvidado una de las máximas de Douglas en el superlativo filme: “el cliente siempre tiene razón. Pues aquí me tienes. Soy el cliente. No quiero almorzar, quiero desayunar.” Eso es lo que le dicen los votantes de Vox al PP.

Next week Sánchez, Zapatero y Aznar

Lo escribimos el pasado 3 de febrero en estas páginas: Sánchez superará a Zapatero en días totales como presidente el 2 de febrero del 2026 y a Aznar el 12 de junio del 2026. Si así sucede, será el segundo primer ministro más longevo de la democracia española tras Felipe González. Cuando esto último esté embastado, Sánchez, igual sí o no, podrá anticipar. En aquel artículo dijimos también que una reunión de Pedro Sánchez con Carles Puigdemont en Bruselas sería como ganar toda una cuestión de confianza.

El ojo de halcón Las generales

Las generales, cuando toquen, no tendrán nada que ver con 2011. No será una campaña con tres millones de desmovilizados del lado izquierdo, como sucedió con la renuncia de Zapatero y el relevo de Rubalcaba, con los brazos caídos a la espera del arrolle de la derecha. El agua en política no pasa dos veces por el mismo río. Viene bien recordarlo porque nadie podrá construir su campaña sobre este escenario. El factor plurinacional llegará agotado para disputarle al factor autoritario el desempate. El campo democrático debe encontrar un factor nuevo.

lavanguardia

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