El PNV reclama la ‘frontera norte’ del Bidasoa

Cuántos inmigrantes llegan en patera al País Vasco desde Francia?”. Esta pregunta del presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno, gustó tan poco en Ajuria Enea que el lehendakari, Imanol Pradales, le telefoneó para explicarle la realidad del fenómeno de los menores no acompañados en Euskadi y para puntualizarle que, en realidad, la mayoría llegan en autobús desde Andalucía. La cuestión de la inmigración, altamente inflamable, tiene un peso creciente en la política vasca. Y el PNV, con el lehendakari como principal referencia institucional, quiere abordarla con un discurso muy medido.
Los jeltzales buscan ocupar un espacio que consideran de “centralidad”, ubicándose entre quienes niegan la complejidad de la cuestión y quienes se sitúan en posiciones de rechazo frontal al fenómeno migratorio o a los migrantes. Aitor Esteban sentó las bases del discurso del PNV para esta materia en julio, en el acto por el 130 aniversario de la formación. El presidente de la ejecutiva jeltzale subrayó que su partido rechaza “por dignidad democrática” y por “principio humanitario” la “política de criminalización de los migrantes”. A renglón seguido añadió que “la integración en nuestra forma de vida, nuestros valores, nuestro idioma, es fundamental”, y que se ha de dar “a través del trabajo y de la voluntad de los llegados de saber que están en una sociedad diferente, que les acoge, pero que no quiere guetos”.
Pradales llama la atención sobre los efectos en el Bidasoa de los cierres de frontera del Gobierno francés
El presidente de Canarias, Fernando Clavijo (d), y el lehendakari, Imanol Pradales (i), durante su visita a Canarias.
Ramón de la Rocha / EFEEl lehendakari, mientras, viene subrayando que su Ejecutivo apuesta por una inmigración “ordenada, segura y regular”. El PNV busca evitar la incomparecencia ideológica y quiere marcar perfil con respecto a EH Bildu, que también está trabajando para construir un discurso propio en torno a un tema especialmente espinoso para la izquierda.
En paralelo, el Gobierno de Pradales se está moviendo en el ámbito de la gestión. Las declaraciones de Juanma Moreno venían a cuestionar un eventual reconocimiento del País Vasco como frontera norte en materia migratoria, una demanda en la que viene insistiendo el lehendakari y que, pese a lo señalado por el líder andaluz, no se ha visto satisfecha.
Euskadi, no obstante, sí quedó fuera del último reparto de menores no acompañados, al situarse claramente por encima del ratio fijado por el Gobierno español: 32,6 menores por cada 100.000 habitantes en cada una de las comunidades. La demanda de una distribución de los menores con base a criterios objetivos fue, de hecho, una propuesta trabajada por el Ejecutivo de Pradales de la mano del presidente de Canarias, Fernando Clavijo.
Existen otros frentes prioritarios para el Ejecutivo vasco. Dentro de esa reclamación del reconocimiento como frontera norte, se pone el foco en la problemática de los migrantes en tránsito hacia otros países europeos. El paso fronterizo del Bidasoa, entre Irun y Hendaia, es prácticamente imperceptible para miles de personas cada día; sin embargo, se convierte en un muro para los migrantes de origen africano.
A pesar de que es espacio Schengen, el Gobierno francés cierra la frontera de manera recurrente y establece controles que se ceban con los migrantes africanos. En los últimos años nueve personas han muerto en la zona, la mayoría ahogados en el Bidasoa, y solo en Irun los recursos habilitados por el Gobierno vasco han atendido a 40.000 migrantes en seis años. La Administración vasca reclama, bajo ese paraguas de la frontera norte, más recursos.
Otro frente en el que se trabaja para atender la cuestión desde la gestión es el de los permisos de trabajo. El Ejecutivo español traspasó en junio a Euskadi la gestión de los permisos de trabajo iniciales a extranjeros, con la que el Gobierno vasco pretende desatascar el cuello de botella que existe, ya que miles de personas no pueden trabajar legalmente por carecer de permisos. Mientras, el Supremo anuló en marzo el traspaso de la competencia para homologar títulos universitarios extranjeros, con el que se pretendía paliar la falta de profesionales sanitarios.
La posición jeltzale en inmigración genera algunos roces con sus socios del PSE. El último se ha producido estos días, por el centro de refugiados que el Gobierno central quiere abrir en Vitoria. Los socialistas vascos han pedido a Madrid que reduzca su capacidad de 350 a 200, mientras que el PNV remarca que no se debe abrir, porque “choca con el modelo vasco de acogida que prioriza centros más pequeños”.
Lee también Vox consolida su crecimiento gracias a la inmigración y la erosión del PSOE Javier Gallego
En el último Sociómetro vasco, la inmigración aparece como el quinto problema en la lista de preocupaciones ciudadanas, por detrás de la vivienda, los problemas laborales, la sanidad pública y la delincuencia. La preocupación es aún moderada, aunque creciente. El debate existe en la calle. Y el PNV no quiere perderlo por incomparecencia.
“Ni buenismo ni populismo” Pradales y Clavijo hacen frente comúnLa cuestión migratoria ha sido un tema central en la visita del lehendakari, Imanol Pradales, estos días a Canarias, donde ha sido recibido por el presidente de las islas, Fernando Clavijo. Dentro de la agenda de esta visita, Pradales visitó el Open Arms y retó a los “populistas y cobardes” que hablan de hundir la nave —como dijo Santiago Abascal, líder de Vox— a acercarse “al drama humanitario”, en lugar de hablar “desde la comodidad de un despacho o de la barra de un bar”. El líder vasco también dejó clara su postura en cuanto a esta cuestión, y subrayó que la migración es “un fenómeno complejo” que se ha de abordar “poniendo a las personas en el centro de la actuación política” y huyendo tanto de los discursos “populistas como de los discursos buenistas”. “Esto no se resuelve a golpe de tuit, ni de buenismo ni de populismo”, indicó. Pradales y Clavijo, que hicieron frente común para pedir una distribución equitativa de los menores no acompañados, reclaman ahora un plan estructural de inmigración y trabajan en un “protocolo de actuación entre las ONG canarias y vascas. El Gobierno vasco también se ha interesado por programas de formación en origen en Senegal y Mauritania para “una migración ordenada”.
lavanguardia