Erradicar el racismo no es opcional: Sheinbaum exige justicia histórica

Con el Zócalo capitalino como testigo y en el marco de los 700 años de la Fundación de México-Tenochtitlan, la presidenta Claudia Sheinbaum lanzó un llamado enérgico a la conciencia nacional: erradicar el racismo no es opcional, es una necesidad urgente y una obligación moral e histórica.
La mandataria destacó que el corazón de México late en sus raíces indígenas y que el futuro del país sólo podrá construirse reconociendo, con valentía, todo lo que fuimos y lo que somos.
“No puede haber identidad nacional sin el rostro indígena. Erradicar el racismo no es una opción, es una necesidad para construir una sociedad justa”, afirmó Sheinbaum.
En un discurso que apeló tanto a la memoria como al orgullo, Sheinbaum evocó la grandeza de Tenochtitlán no como una ruina, sino como una semilla viva que florece en los barrios, los pueblos, las lenguas y las luchas actuales.
Mencionó que ese legado no vive solo en los restos arqueológicos o en las estatuas, sino en las madres que enseñan náhuatl a sus hijos, en los jóvenes que denuncian el racismo en redes y en los pueblos originarios que resisten el desarraigo.
“Quien no recuerda sus raíces, camina sin sombra ni rumbo. La memoria es semilla, no carga”, dijo la mandataria.
Durante su mensaje, la presidenta hizo un giro hacia la historia de la colonización y el genocidio indígena. Señaló que la llegada de los españoles no fue un encuentro de mundos, sino una imposición violenta que buscó borrar todo rastro de lo originario.
“La Cuarta Transformación es, sobre todo, un proyecto de dignidad. No hay justicia sin saldar la deuda histórica con los pueblos indígenas”, aseguró.
Este posicionamiento refuerza el carácter social de su gobierno y se da en un contexto de creciente tensión por casos de racismo mediático y clasismo viralizado en redes sociales.
Las palabras de Sheinbaum no llegan en el vacío. Apenas unas semanas antes, el caso de Ximena Pichel, apodada “Lady Racista”, reavivó el debate nacional sobre el racismo estructural. La influencer argentina insultó a un agente de tránsito de la CDMX por colocarle un inmovilizador a su auto, usando expresiones clasistas y discriminatorias que se viralizaron de inmediato.
Este episodio, como otros similares, pone en evidencia que la discriminación racial no es solo un legado colonial, sino una realidad vigente en la vida urbana, los medios y la política.
A unas horas de celebrarse una marcha contra la gentrificación en la CDMX, el discurso de la mandataria también cobra un nuevo matiz. La lucha por el territorio, el encarecimiento de las rentas y el desplazamiento de los habitantes originarios está profundamente ligado a formas de racismo y clasismo urbano.
La protesta, convocada por colectivos vecinales, busca denunciar cómo ciertos sectores son desplazados sistemáticamente en nombre del “progreso”, reforzando desigualdades históricas bajo un nuevo ropaje.
La presidenta cerró su discurso con una frase ancestral que resuena desde lo más profundo de la identidad mexicana:
“Mientras exista el mundo no acabará la fama y la gloria de México-Tenochtitlán.”
Un mensaje que no solo honra el pasado, sino que propone un camino hacia el futuro: uno donde la justicia, la memoria y la inclusión dejen de ser discursos y se conviertan en política viva.
La Verdad Yucatán