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La física política del apagón

La física política del apagón

La polarización puede estar afectando a la propia relación del espacio-tiempo en España. Resulta que la recuperación del suministro eléctrico tras el gran apagón peninsular se les hizo más corta a los votantes de izquierda que a los de derecha, según la encuesta de Ipsos para este periódico. Para la mayoría de los votantes de Sumar o del PSOE la electricidad se restableció rápido. En cambio, eso solo lo vivió así el una minoría de los votantes del PP o de Vox. Para la mayoría de estos la luz tardó mucho en volver aquel aciago lunes de abril.

Esto implicaría una alteración sustancial de la vivencia por la cual vecinos del mismo bloque efectivamente percibirían el retorno de la electricidad de manera opuesta, pese a sufrir el apagón el mismo número de horas. Probablemente a unos les reconciliaría la imagen de un país que en cuestión de horas es capaz de reactivarse y, a otros, para ser capaz de reactivarse, solo les reconciliaría que cambie el gobierno del país.

Una familia come a la luz de las velas, durante el apagón

Una familia come a la luz de las velas durante el apagón

LV / Mané Espinosa

Este hecho no es una simple anécdota demoscópica. Sabemos que en momentos de crisis la ciudadanía acude a pedir explicaciones al Gobierno, sea o no el causante directo del revés. Se espera su respuesta y se le auditará por ello, como conviene por salubridad democrática, por otra parte. Ahora bien, en climas de alta polarización donde todo siempre puede achacarse a los responsables políticos del bando opuesto, hasta el componente más primario de la realidad se puede volver carne partidista.

Solo así puede penetrar y legitimarse el pensamiento invertido: ese capaz de dar la vuelta como un calcetín a los hechos para defender una causa política. La relatividad del tiempo probablemente no sea lo más estructural de este pensamiento, pero forma parte de él. Tal vez, un cierto sesgo partidista sea inevitable, pero si se vuelve totalitario impide algo esencial en democracia como reconocer la existencia de un mínimo común denominador para convivir. Un cisma afectivo que cosifica al diferente, aunque solo sea de forma superficial o simbólica, lleva a creer cosas increíbles como que el dictador es el amigo; el saber, el enemigo; la víctima, el verdugo ,y el honesto, el corrupto.

Tengo entendido que lo más básico de la teoría de la relatividad es que ubicar algo en el tiempo y el espacio depende del movimiento de quien lo observa. La física política lo suscribe también si un partido puede ganar perdiendo y otro perder ganando, o si la distancia hasta las próximas elecciones se vuelve una eternidad para el que prevé ganar y demasiado corta para el que espera perder.

Pero aceptar que mi percepción pueda permitirme cuestionar el hecho mismo del resultado es quizá demasiada relativización. A menudo esto lo promueve quien aplica la estrategia del despiste, para desviar la atención de lo realmente importante. Como en el caso que nos ocupa: a quién se le hizo larga la recuperación de la electricidad fue a los españoles con mayores dificultades económicas y justamente son ellos los más críticos con la gestión del Gobierno . Le afecta más al que más lo necesita. Quién vive entre comodidades goza de alternativas. Y el tiempo pasa.

lavanguardia

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