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Más gas norteamericano que nunca

Más gas norteamericano que nunca

Pedro Sánchez en Bagdad y Estambul. José Manuel Albares en Washington. El Gobierno de España se mueve mucho en el exterior, mientras las pasa canutas en el interior. El próximo martes examen de lengua en el Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea, donde está previsto que se someta a votación la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego. Pocos países quieren ofender con un veto, pero la cuestión de las minorías nacionales es ahora un asunto muy sensible en el este de Europa. Lo vimos el pasado domingo en Rumanía. La minoría nacional húngara volteó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, dando la victoria al candidato europeísta, Nicusor Dan . El Partido Popular lleva meses intentando evitar esa votación, que, en caso de ser favorable, podría afianzar la frágil mayoría parlamentaria del Gobierno. El PP y las minorías nacionales. He ahí la Cuestión.

Albares acudió el viernes a su primera entrevista en Washington con el secretario de Estado Marco Rubio con una tarjeta de visita estos días poco comentada. España está comprando mucho más gas natural licuado a Estados Unidos desde que Donald Trump llegó a la presidencia. Las importaciones de gas licuado ruso han disminuido de manera significativa. En los últimos cuatro meses, las compras de GNL estadounidense se han multiplicado por cuatro hasta alcanzar el 44% del total, adelantando a Argelia (30%), principal proveedor desde que Pere Duran Farell creó un puente energético entre el desierto del Sáhara y el puerto de Barcelona en 1969.

José Manuel Albares y Marco Rubio, el pasado viernes en Washington

Kevin Wolf / Ap-LaPresse

El gas no lo compra el Gobierno. Ni ahora, ni hace un año. El gas no lo importa el Estado, puesto que España carece de una empresa pública de hidrocarburos, instrumento que sí ha conservado Italia (Eni). El Estado francés tiene acción de oro en Total, y el Gobierno portugués tutela Galp. El gas en España lo compran las empresas privadas del sector y el detalle de sus contratos ni siquiera es conocido por Enagás, empresa que se dedica exclusivamente a la gestión de la red de recepción y transporte, con una participación estatal del 15% en su accionariado.

La mano invisible del mercado ha decidido comprar más gas a Estados Unidos en perfecta alineación con la exigencias de la Administración Trump de acelerar la maquinaria exportadora. ¡Qué nos compren más gas! Exigencia que la Comisión Europea ha aceptado en su plataforma de negociación de los aranceles, asunto que en estos momentos se halla en fase crítica. Las compras de GNL a Rusia se han reducido al 13%. Llegaron a superar el 21% el año pasado. (El gas ruso no ha sido objeto de embargo durante la guerra de Ucrania, sí el petróleo).

Sube la importación de GNL de Estados Unidos, baja la compra de gas licuado ruso

España está consumiendo más gas en estos momentos como consecuencia del clamoroso apagón del pasado 28 de abril. La tarifa eléctrica regulada puede subir cuatro euros a consecuencia de ello. Mientras se esclarece lo ocurrido, Red Eléctrica ha aumentado la participación de los ciclos combinados de gas en la generación eléctrica, para reforzar la estabilidad del sistema. Más turbinas y una menor cuota de renovables mientras tiene lugar una fenomenal batalla política, ideológica y mediática en cuatro frentes: la investigación de lo ocurrido, la definición del peso óptimo de las renovables en el modelo, la continuidad o no de la energía nuclear, y el déficit de conexiones con el mercado europeo a través de Francia.

Donald Trump ha metido baza. En su última orden presidencial para potenciar la energía nuclear alude al apagón en España y Portugal. El diario conservador británico The Daily Telegraph ha publicado, citando fuentes europeas anónimas, que el apagón se produjo como consecuencia de un experimento del Gobierno español para aumentar al máximo la producción de renovables y cerrar la boca a las posiciones pronucleares, versión que difunde sottovoce alguna empresa eléctrica española. El apagón puede ser la tumba de la izquierda en España, dice el diario que fue portavoz oficioso del Partido Conservador británico. El apagón español es tema internacional.

Francia se ha tomado mal el rechazo del Congreso al nuevo tratado de amistad con España

Más conexiones eléctricas con Francia. No es fácil exigirlas con el nuevo tratado de amistad entre España y Francia en una papelera del Congreso de los Diputados. La semana pasada se tenía que ratificar el acuerdo firmado hace dos años en Barcelona, pero el PP se alineó con Vox, mientras Junts y Podemos se abstenían. La derecha considera que uno de los puntos del acuerdo –la posible participación de ministros franceses en reuniones ordinarias del Consejo de Ministros español, y viceversa– rebaja la soberanía nacional española. Siempre la Cuestión.

Un año de trabajo diplomático conjunto a la papelera. Noticia inaudita que la prensa de Madrid apenas ha abordado, como si les diese vergüenza. La diplomacia francesa calla, pero se lo ha tomado mal. No entienden por qué el Gobierno llevó el tratado al Congreso sin garantías previas. “En París han tomado nota de la actitud del PP”, comentan fuentes con buen conocimiento de la política francesa.

Política interior y política exterior más entrelazadas que nunca mientras las turbinas de la crispación española vuelven a girar a todo gas.

lavanguardia

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