Sánchez salva la encrucijada y retiene por ahora una mayoría frente a Feijóo

Un durísimo cruce de acusaciones entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo culminó ayer su agrio choque por la corrupción ante un pleno del Congreso en ebullición.
El presidente del Gobierno echó en cara al líder del PP su antigua amistad con “el narcotraficante más famoso de Galicia”, en alusión a Marcial Dorado. “De todos los presentes aquí hoy, el único que ha mantenido una relación estrecha con un delincuente condenado es usted”, recalcó Sánchez.
El jefe de la oposición acusó el golpe y, furioso, disparó a matar: “Pero ¿de qué prostíbulos ha vivido usted?”, requirió a Sánchez, en referencia a los supuestos negocios turbios de su suegro. Unas saunas que, según el PP, convierten al presidente nada menos que en “el yerno de un proxeneta”.
“No voy a tirar la toalla y voy a continuar”, advirtió Sánchez, ante los escándalos de corrupción que se suceden en el PSOE y que amenazan con dinamitar su mandato. “Sea decente, váyase, dimita, convoque elecciones y deje hablar a los españoles”, le emplazó Feijóo, al que le sonaron a broma las “clases de concienciación” prometidas por el presidente del Gobierno en su plan estatal anticorrupción.
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“Salvada la bola de partido, y muy bien salvada”, celebró un ministro socialista al término de la comparecencia matinal de Sánchez para dar la cara por el “triángulo tóxico” que conformaron en el PSOE José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García. Como suele ocurrir ante las grandes encrucijadas del escenario político, todo fue cuestión de expectativas. Y en el Ejecutivo resaltaron que el PP elevó demasiado las suyas, con un resultado final, a su juicio, nítido: “Sánchez sale fortalecido y Feijóo debilitado”.
“El PP ha querido vender la piel del oso antes de cazarlo, y este oso está muy vivo”, advertían en el Gobierno ante un Feijóo que parecía aterrizar ya en la Moncloa tras salir embalado del congreso del PP del fin de semana, pero que ayer no logró con su embestida asestar la estocada definitiva a Sánchez.
El Gobierno considera “salvada la bola de partido” en un pleno del Congreso que “nos ha dado oxígeno”Muy al contrario, el jefe del Ejecutivo asumió el golpe anímico que recibió al descubrir la corrupción que anidó en su círculo más íntimo en el PSOE, lo que señaló que le provocó “una honda sensación de decepción”. Incluso aseguró que, ante este mazazo, barajó la opción de dimitir o de precipitar las elecciones, como le reclamó la oposición desde el primer momento, y máxime cuando Cerdán ingresó en prisión, e incluso algunos sectores socialistas: “Habría sido la opción más sencilla para mí y para mi familia”, reconoció ayer Sánchez.
“Pero tirar la toalla nunca es una opción”, advirtió. “No voy a tirar la toalla y voy a continuar”, recalcó el presidente en repetidas ocasiones. “Asumir la responsabilidad es pedir perdón, tomar medidas para que esto no vuelva a pasar y seguir haciendo avanzar a España”, alegó.
“Soy un político limpio y voy a defender la integridad de mi proyecto político”, se defendió. Y apeló a “recuperar la confianza” de un bloque de la investidura muy inquieto ante el devenir de la legislatura.
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Sánchez desplegó a continuación un amplio catálogo de nuevas iniciativas anticorrupción –con el certificado de garantía de la OCDE–, acordado entre el PSOE y Sumar, y también con propuestas de otros aliados. Y logró así, al menos por ahora, retener la mayoría frente a Feijóo, pese a las reiteradas advertencias de socios y aliados de que se le agota el crédito.
“De este pleno sale reforzada la mayoría de la investidura”, advirtieron en la Moncloa. Y, en consecuencia, el propio Sánchez. “Este pleno es un punto de inflexión, nos ha dado oxígeno”, resaltaron. Y en el PSOE se apresuraron a dar por sentadas ya “las bases para la continuidad de la legislatura y el gobierno progresista hasta el 2027, y más allá”.
Desde las filas populares, por el contrario, creen que Sánchez salió “noqueado” del hemiciclo y que la bronca sesión sirvió para amplificar el desgaste del Gobierno y retratar a sus socios. “Lo mejor para usted es confesar todo lo que sabe, ayudar a devolver el botín y convocar elecciones”, demandó Feijóo a Sánchez desde la tribuna.
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“Lo que queremos son elecciones, no convencer a nadie para una moción de censura”, explicaron en Génova ante las críticas que recibió Feijóo no solo por parte del PNV y ERC, sino también de sus potenciales aliados de Vox. “Abascal lleva meses insultándonos”, replicaron para quitar hierro al desencuentro, que llega después de que el PP cerrara la puerta a una coalición con la ultraderecha.
“¿Cómo que una cuestión de confianza encubierta? ¿Si se vota la pierde y si no se vota la gana?”, ironizaban los populares sobre el resultado de un debate del que, si se hubiera sometido a votación, entienden que Sánchez habría salido trasquilado.
Salvo Junts, cuyos intereses se circunscriben a Catalunya, según insisten, y aun espera meter más peixos al cove tras el de la amnistía, y Podemos, al que le gusta presentarse como el enfant terrible de la izquierda, que fueron los más críticos con Sánchez, los demás socios de la investidura y Sumar, como miembro de la coalición, dejaron claro que si la intención del PP era acercarse a una moción de censura, el efecto fue el contario.
Lee tambiénNi un milímetro, a juzgar por los duros reproches del PNV, que no por cuestionar la gestión del PSOE apoya automáticamente a un Feijóo que quiere gobernar en solitario y que ayer se quedó más solo.
“Este partido lo hemos ganado... con la colaboración del PP”, celebraron en la Moncloa. “Feijóo, desde luego, no ha hecho amigos”, resaltaron. E incluso algunos ministros del PSOE consideraron que el líder del PP escribió ayer “su epitafio político”, al recurrir a los supuestos prostíbulos del suegro de Sánchez como arma de destrucción masiva. Esta reacción de Feijóo, no obstante, fue para el Gobierno la demostración de su “impotencia y frustración”. “Ha perdido definitivamente los papeles”, zanjaron.
El bloque de la investidura evidencia serias muestras de hartazgo una vez más, aunque sin romperTampoco Sánchez hizo amigos ayer, no obstante, y el bloque de la investidura evidenció serias muestras de hartazgo, una vez más. Pero sin romper, al menos por ahora. Yolanda Díaz –muy afectada por el fallecimiento de su padre– habló en nombre de Sumar, y reconoció que Sánchez “es honrado”. “Pero la ciudadanía está angustiada por la corrupción”, alertó.
Lee tambiénY Sánchez recibió otras notorias advertencias. “Si esto es cosa de tres listos, usted se tiene que quedar”, reconoció Gabriel Rufián. “Pero si esto escala, le vamos a obligar a que la gente decida”, avisó el portavoz de ERC. “Están en prórroga y la prórroga no dura toda una legislatura”, fue el mensaje de Miriam Nogueras desde Junts. Y Maribel Vaquero señaló que la confianza del PNV “va camino de la UCI”. “Está a tiempo, pero el reloj corre”, apremió.
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