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Sheinbaum fija postura ante Trump: diplomacia, no guerra comercial

Sheinbaum fija postura ante Trump: diplomacia, no guerra comercial

La presidenta Claudia Sheinbaum respondió a la agresión comercial de Donald Trump con una clara estrategia: buscar un «acuerdo global» que abarque seguridad y comercio, en lugar de iniciar una guerra de aranceles. Es la primera gran prueba de su política exterior.

En su primera gran prueba de fuego en la arena internacional, la presidenta Claudia Sheinbaum ha trazado la línea de su gobierno frente a la administración de Donald Trump. Ante la imposición de una «cuota compensatoria» del 17% al tomate mexicano, la respuesta desde Palacio Nacional ha sido contundente en su estrategia: diplomacia por encima de la confrontación.

«México buscará un acuerdo global con Estados Unidos», declaró Sheinbaum durante su conferencia de prensa matutina, enfatizando que su gobierno trabajará en un plan integral que englobe seguridad y comercio para alcanzar un «convenio general» con la Casa Blanca. Con estas palabras, la mandataria descarta, por ahora, una respuesta de «ojo por ojo» que podría escalar en una costosa guerra comercial.

La estrategia de Sheinbaum se basa en proyectar control y confianza. Al hablar de un «acuerdo global», intenta elevar la discusión más allá de una simple disputa por un producto agrícola, situándola en el marco de la compleja y multifacética relación bilateral. Es un intento de cambiar el tablero de juego impuesto por Washington.

Sin embargo, esta postura de aparente calma contrasta con la percepción de analistas y críticos, quienes señalan que México está actuando bajo una intensa presión. La medida sobre el tomate no es un hecho aislado. Se suma a otras acciones, como una propuesta de ley en el Congreso de EU que plantea que las dependencias estadounidenses evalúen a sus contrapartes mexicanas, un acto visto como una clara injerencia.

Comentarios como «Lo que haga México nunca es suficiente», que circulan en círculos políticos, reflejan la visión de que la administración Trump utiliza estas tácticas para mantener a México en una posición reactiva y defensiva.

El momento de esta disputa no es casual. Con la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) programada para 2026, cada movimiento actual es una pieza en un ajedrez a largo plazo. Este arancel de facto al tomate puede ser interpretado como una salva inicial, una táctica para debilitar la posición negociadora de México antes de que comiencen las conversaciones formales.

La decisión de Sheinbaum de no escalar el conflicto puede ser vista como una jugada prudente para proteger el T-MEC, el motor de la economía exportadora de México. No obstante, también conlleva un riesgo significativo. Si la diplomacia no rinde frutos, la postura podría ser interpretada como debilidad, invitando a la administración estadounidense a ejercer aún más presión en el futuro.

«La presidenta confía en alcanzar un convenio general con el gobierno de Donald Trump, en materia de seguridad, comercio y cooperación.» – Postura oficial del Gobierno de México.

La ejecución de esta estrategia diplomática recaerá en figuras clave del gabinete de Sheinbaum. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la Secretaría de Economía y la Embajada de México en Washington D.C. tendrán la tarea de navegar las turbulentas aguas de la negociación con sus contrapartes estadounidenses.

La respuesta de Sheinbaum define en tiempo real la doctrina de su política exterior. Es una apuesta por la negociación y la interdependencia sobre la confrontación. El éxito o fracaso de esta estrategia no solo determinará el futuro de la industria del tomate, sino que sentará el precedente para cómo México, bajo su liderazgo, enfrentará los desafíos de una relación con Estados Unidos que se prevé compleja y, a menudo, conflictiva.

La Verdad Yucatán

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