Un tipo de contaminación desatendida es un problema en Europa. Amenaza a millones de personas.

Peor aún, los investigadores enfatizan que la magnitud real del problema podría estar subestimada. La Organización Mundial de la Salud (OMS), que utiliza criterios ligeramente más estrictos en sus informes y estudios, sugiere que no 100 millones de europeos, sino hasta 150 millones, podrían estar expuestos a niveles peligrosos de ruido. Los científicos advierten que, sin medidas adicionales, la Unión Europea no alcanzará su objetivo de reducir el número de personas expuestas crónicamente al ruido del transporte en un 30 % para 2030.

¿Cómo reducir el ruido en las ciudades? Los coches eléctricos no servirán de nada.

El informe se basa en datos proporcionados por los Estados miembros de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), es decir, todos los países de la Unión Europea y tres países de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC): Islandia, Liechtenstein y Noruega. El documento se centra principalmente en el ruido del transporte, la fuente más común e importante de ruido ambiental. Otros tipos de ruido, como el ruido del barrio o la música de los bares, también pueden ser perjudiciales para la salud, pero, como señalan los investigadores, son mucho más difíciles de medir debido a su variabilidad.

El informe de la AEMA indica que actualmente 92 millones de personas en Europa están expuestas al ruido vial, 18 millones al ruido ferroviario y 2,6 millones al ruido aéreo. Según estudios publicados, también se estima que el ruido contribuye a 66 000 muertes prematuras, 50 000 casos de enfermedades cardiovasculares y 22 000 casos de diabetes tipo 2 cada año. Estas cifras son alarmantes.

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Según los expertos, entre 2017 y 2022, el número de personas afectadas por el ruido en Europa solo se redujo un 3 %. Preocupados, pero aún esperanzados, los investigadores señalan que existen numerosas soluciones que podrían ayudar a reducir la magnitud de este problema. Señalan que el ruido de la carretera puede reducirse significativamente, entre otras cosas, bajando los límites de velocidad en las ciudades, utilizando neumáticos adecuados y promoviendo el transporte público, el desplazamiento a pie y en bicicleta. Anticipándose a las preguntas, los investigadores señalan que el aumento del número de coches eléctricos no supondrá una reducción del ruido tan significativa como cabría esperar: a bajas velocidades, la principal fuente de ruido es el contacto de los neumáticos con la calzada, no el motor.

Los científicos señalan que en el caso de los ferrocarriles, el ruido se puede reducir con un mejor mantenimiento de los vehículos y las vías, mientras que el ruido de las aeronaves se puede reducir optimizando los procedimientos de despegue y aterrizaje e implementando modelos de aeronaves más silenciosos.