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Psicóloga: cuidando el bienestar en tiempos de crisis, dosifiquémonos con información y seleccionemos sus fuentes

Psicóloga: cuidando el bienestar en tiempos de crisis, dosifiquémonos con información y seleccionemos sus fuentes

La exposición frecuente a información sobre una crisis, como una guerra, puede exacerbar los síntomas de ansiedad y estrés, aumentando la sensación de amenaza. En tales situaciones, debemos limitar nuestra exposición a la información, ser selectivos con las fuentes y desactivar las notificaciones, aconseja la Dra. Agnieszka Mościcka-Teske de la Universidad SWPS.

Las investigaciones muestran que el contacto diario con información sobre crisis, guerras, imágenes de víctimas, atentados o acontecimientos como la violación del espacio aéreo polaco por drones rusos provocan en muchas personas ansiedad, estrés y sensación de amenaza.

Estas situaciones pueden exacerbar los trastornos de ansiedad, los síntomas depresivos, el trastorno de estrés postraumático y los trastornos de adaptación. Vimos un ejemplo de este mecanismo durante la pandemia, cuando se observó un aumento en el número de pacientes que acudían a las clínicas con estos trastornos, explicó a PAP la Dra. Agnieszka Mościcka-Teske, psicóloga de la Facultad de Psicología y Derecho de la Universidad SWPS, especializada en intervención en crisis.

Enfatizó que la exposición frecuente a información de medios tradicionales y sociales sobre una crisis o emergencia puede agravar los síntomas. En tal situación, la experta aconsejó evitar acumular demasiada información.

Cuando las personas están estresadas, tienden a gestionar la situación cognitivamente. Esto se logra acumulando una gran cantidad de información, porque creemos que cuanto más sabemos sobre la situación, más seguros y tranquilos podemos estar. Y, de hecho, esto funciona hasta cierto punto. Sin embargo, existe el riesgo de que en este proceso caigamos en la trampa de la sobrecarga de información, enfatizó el experto.

Vale la pena apagar la televisión o la radio, por ejemplo, porque aunque creamos que están en segundo plano, nuestro cerebro registra estas señales, que transmiten un mensaje sobre amenazas. Las detectamos automáticamente, lo que aumenta los niveles de estrés del cuerpo.

"Por supuesto, sin información, será difícil lidiar con el estrés, la ansiedad o el miedo. Por lo tanto, vale la pena dosificarse con información, determinando cuándo ver o escuchar las noticias, por ejemplo, por la mañana o a una hora específica", señaló la Dra. Agnieszka Mościcka-Teske.

Al cuidar tu bienestar, es beneficioso ser selectivo con las fuentes de información y las personas que te la proporcionan. Si tu teléfono está configurado para recibir notificaciones de diversas redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea, conviene desactivarlas. De igual manera, si tienes demasiadas páginas que comparten noticias de última hora, conviene desactivarlas en tiempos de crisis para evitar que te envíen notificaciones constantemente.

Decidir con qué amigos queremos comunicarnos más en situaciones amenazantes puede ser más difícil, pero a veces necesario. «Algunas personas pueden soportar niveles muy altos de estrés y tensión, y otras incluso necesitan una estimulación alta e intensa. Disfrutan experimentando este tipo de tensión; de alguna manera les resulta placentero o gratificante, y pueden querer compartir esta información con los demás. Sin embargo, si tenemos una menor necesidad de estimulación, conviene limitar temporalmente el contacto con alguien que pueda sacar constantemente a relucir un tema difícil», afirmó la psicóloga.

Si sentimos una tensión y un estrés crecientes o experimentamos una ansiedad fuerte e inmediata porque, por ejemplo, hemos oído algo inquietante, vale la pena introducir una actividad rápida y sencilla que distraiga nuestra atención y nuestros pensamientos de esa información.

Las personas reaccionan instintivamente a las amenazas, acercándose a ellas para gestionarlas mejor. Sin embargo, para superar este estado, necesitamos redirigir nuestra atención. Vale la pena apartar la vista de la pantalla, centrarnos en nuestro entorno y realizar una actividad mental muy sencilla relacionada con lo que vemos: ir a la ventana, contar los coches en el aparcamiento, recordar las fechas de nacimiento de nuestros seres queridos», declaró el entrevistado a PAP.

Otra buena manera es proporcionarte estímulos que no sean información amenazante. Esto puede incluir concentrarte en el sabor del café o de una manzana, o proporcionarte algún estímulo táctil.

"Por ejemplo, puedes quitarte el reloj y ponértelo en la otra mano, reacomodarte los anillos o darte palmaditas en los hombros para sentir el tacto. Esto también es un estímulo muy bueno para nuestro cerebro, ya que activa otras áreas además de las asociadas con el monitoreo de amenazas", afirmó la Dra. Agnieszka Mościcka-Teske.

Cuando experimentamos estrés y tensión repentinos, también debemos asegurarnos de estar en buena forma física, por ejemplo, al sentarnos frente a una pantalla. Quizás llevamos varias horas sentados frente a ella y nuestro cuerpo se queda paralizado, o quizás tenemos hambre. En ese caso, como ella enfatizó, nuestros recursos mentales también se ven algo debilitados y podemos reaccionar peor ante situaciones difíciles. Como siguiente paso, vale la pena intentar liberar la tensión física mediante la respiración o la relajación muscular consciente.

Todos estos métodos también se pueden practicar en situaciones más neutrales, de modo que cuando uno se enfrenta a una amenaza, puede distraerse inmediatamente y salir de la llamada visión de túnel que se centra en la amenaza.

Desarrollar tu resiliencia ante eventos de crisis a largo plazo implica entrenarte para gestionar tus pensamientos sobre la amenaza y la tensión física que conlleva. Esto puede lograrse, por ejemplo, mediante entrenamiento basado en la atención plena.

“Las investigaciones demuestran que una de las estrategias más importantes para afrontar las amenazas es el apoyo social; el hecho de poder recurrir a otras personas de nuestro entorno —amigos, conocidos, familiares, vecinos— y encontrar en ellos comprensión, pero también un sentido de comunidad asociado a experiencias compartidas de emociones o a la búsqueda de soluciones a través de la acción”, describió el experto.

Enfatizó que las personas se centran automáticamente en la ansiedad y el miedo, pero para experimentar algo placentero, debemos involucrarnos en una actividad intencional y consciente. "Aprender a prestar atención a los aspectos positivos de nuestras vidas —cómo notarlos, apreciarlos y vivirlos— es también una estrategia a largo plazo para lidiar con el estrés y la ansiedad. Este entrenamiento para redirigir los pensamientos y emociones hacia los aspectos positivos de la vida nos ayudará no solo en situaciones amenazantes, sino en cada lucha diaria contra el estrés y la tensión", enfatizó.

Ewelina Krajczyńska-Wujec (PAP)

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