'Pirocas Bar, diversión colectiva y cuarto oscuro': mi primera vez en la sauna gay

Curioso subí al segundo piso y me encontré con una burla colectiva de tantos chicos que pasaban y se tocaban. También había un cine allí arriba donde proyectaban películas porno gay. Fue allí donde conocí a Marcelo*, un hombre mayor que yo, de piel oscura, alto, que estaba sentado en el último asiento.

Lo vi y me senté a su lado. Nos quedamos mirándonos fijamente durante unos minutos y luego empezamos a besarnos. Marcelo metió la mano debajo de la toalla y empezó a masturbarse para mí. Amablemente le devolví el cariño y le saqué la polla.
Estaba muy cachondo en el pezón y lo chupé con fuerza. Casi corriéndome, caí sobre su polla y él se corrió de placer en mi boca. Intercambiamos números de teléfono y salí de allí directo a la piscina.
Allí, en la zona de sauna húmeda, conocí a dos chicos cuyos nombres no sé. Pero solo hubo un beso y un poco de manoseada, nada de palabras sucias, ¡lo juro! Todavía curioso, fui directo al tercer piso y me encontré con la "habitación oscura". Cuando llegué a la habitación poco iluminada, todos allí estaban besándose y teniendo sexo contra las paredes.
Me apoyé en uno y observé el movimiento. Me interrumpió una boca en mi polla, que me chupaba con deseo. Vine allí mismo, sin siquiera preguntar. Después de chorrear leche, seguí cachondo y metí mi polla en un culo que estaba perdido allí. La follé durante unos cinco minutos y me corrí dentro de ese pequeño y apretado culo. Ni siquiera pude ver la cara del niño.
uol