Primer contacto: el Renault 4 eléctrico revela mucha funcionalidad y tecnología

Si vives o viajas frecuentemente entre Lisboa y Ericeira, probablemente ya te hayas topado con el nuevo Renault 4. La marca francesa eligió Portugal para presentar a la prensa internacional la versión final de este SUV 100% eléctrico que recupera el nombre y el espíritu del legendario R4. Pero, al igual que con el R5, con la mirada puesta en el futuro.
Hemos conducido el nuevo R4 durante más de 100 kilómetros, entre autopistas, carreteras nacionales, ciudad y montaña, en una primera experiencia que nos ha permitido comprender mejor el valor de este modelo que combina nostalgia y ambición. En esta primera toma de contacto nos convencimos de que el R4 100% eléctrico tiene argumentos 'de peso' para atraer a la nueva generación de conductores, que también son usuarios.
El nuevo Renault 4 no esconde su inspiración del pasado, pero se viste de un aspecto moderno y robusto. El frontal iluminado, con su firma LED envolvente, garantiza una presencia distintiva, y la carrocería elevada le da un aspecto más de SUV que de crossover. Se trata, en esencia, de un complemento del Renault 5, con el que comparte la nueva plataforma AmpR: menos deportivo, pero más relajado, más versátil, mejor preparado para salir de la ciudad.
Los 12 centímetros adicionales respecto al R5 se reflejan en un espacio interior claramente más generoso. El maletero, con 420 litros, está entre los mejores del segmento y destaca no solo por su capacidad, sino también por su atención al detalle. La altura de carga es baja (607 mm), lo que facilita el acceso, y la tapa se puede abrir con el pie: una ayuda valiosa cuando se llega cargado. En el interior de la maleta encontramos correas elásticas para ayudar a asegurar los objetos y una trampilla de acceso rápido, que permite acceder sin tener que sacar todo lo que pueda haber en la maleta. Un buen espacio para organizar cables y más. Esto se debe a que cuenta con una caja de plástico extraíble, ideal para transportar un traje de neopreno mojado, unas botas embarradas o cualquier objeto que quieras mantener separado del resto de tu equipaje. Una solución sencilla pero muy efectiva.
La versatilidad se extiende a la cabina. Con un asiento trasero plegable y un asiento de pasajero delantero plegable, el R4 puede transportar objetos de hasta 2,2 metros de largo. En otras palabras: se adaptan a tablas de surf, tablas de madera o cualquier otra cosa que puedas imaginar. Es un coche claramente diseñado para estilos de vida activos.
Aún así, no todo es perfecto. El acceso a las plazas traseras está algo limitado por el diseño cuadrado de la carrocería, y aunque el espacio para las piernas es satisfactorio para dos adultos, el tercer ocupante en el medio sentirá falta de espacio, especialmente a la altura de las rodillas, que es relativamente alta debido a la altura del suelo y del asiento. Es un coche más adecuado para cuatro ocupantes que para cinco en viajes más largos.
Un último detalle importante a destacar: el R4 puede remolcar hasta 750 kg, algo todavía raro en muchos coches eléctricos compactos: una ventaja interesante para quien quiera transportar bicicletas, una pequeña caravana o un remolque.

El manejo del R4 se ha optimizado con un objetivo claro: la comodidad. Y esto se nota ya en los primeros kilómetros. La suspensión está calibrada para filtrar las irregularidades con más suavidad que en el R5 –entre un 10 y un 15% más cómoda, según la marca– y esto se nota especialmente fuera de ciudad. En curvas se aprecia cierta pérdida de precisión en el eje delantero, pero el comportamiento sigue siendo predecible y seguro, con un buen equilibrio entre agilidad y estabilidad. No es un coche deportivo ni quiere serlo. Es un coche para viajar relajado.
La aceleración es bastante vivaz: 0-100 km/h en 8,2 segundos en la versión probada (motor de 150 caballos), con una buena respuesta entre 80 y 120 km/h (6,4 s). La sensación es de fluidez y suavidad, reforzada por un buen aislamiento acústico. Sólo por encima de los 110 km/h el ruido aerodinámico de los retrovisores laterales se hace más audible, algo en lo que Renault podría haber trabajado mejor.
La posición de conducción es alta, cómoda y ofrece buena visibilidad. La propia posición de conducción plantea algunas preguntas. El tablero de instrumentos es casi idéntico al del R5, con una pantalla táctil central elevada y de fácil lectura y un panel de instrumentos digital. Hay botones físicos para el control del clima y el volumen, lo cual es bienvenido, pero la presencia de cuatro palancas alrededor del volante hace que todo sea un poco más confuso de lo necesario.
Por otro lado, el botón en el volante para cambiar el modo de conducción está muy bien posicionado y permite cambiar fácilmente entre perfiles. Otro punto fuerte es el sistema de regeneración con cuatro niveles, regulables mediante las levas situadas tras el volante. El modo más intenso, e-Pedal, permite conducir casi sin tocar el freno, con una desaceleración progresiva y bien calibrada, lo que resulta especialmente útil en ciudad.
Google y la IA a bordoA bordo, la tecnología está a un buen nivel. El sistema integrado de Google es uno de los mejores del segmento, con Google Maps, Assistant y Play Store listos para funcionar, sin necesidad de emparejar el teléfono. Es un ecosistema intuitivo y completo, que incluso te permite consultar tu calendario o responder mensajes por voz. Renault también añade su propio asistente digital, más centrado en las prestaciones del coche. Incluso hay acceso a una versión ligera de ChatGPT para ayudar a responder preguntas más complejas.
Entre las 26 ayudas a la conducción, destaca el control de crucero adaptativo inteligente, que utiliza los datos de navegación para adaptar la velocidad a la carretera (por ejemplo, anticipándose a las curvas o a los cambios del límite de velocidad). Todo funciona de forma discreta y bien coordinada.
Una nota importante: el Renault 4 admitirá una llave digital (a través de la aplicación My Renault), que permite compartir el acceso al coche con otras personas. Sin embargo, esta funcionalidad aún no está disponible, ni siquiera en la versión más equipada. Y lo más importante: no se podrá añadir posteriormente a modelos ya vendidos.

El R4 estará disponible con dos baterías de tipo NMC: de 40 kWh (autonomía estimada en unos 300 km) y de 52 kWh, que le permite superar ligeramente los 400 km (ciclo WLTP). La batería más pequeña está asociada al motor menos potente (120 caballos), una configuración sólo disponible en la versión de entrada. En ambos casos, la carga normal hasta 11 kW es estándar y permite cargar completamente la batería en tan solo unas horas. La carga rápida alcanza los 100 kW en corriente continua, algo razonable para el segmento, pero que empieza a parecer modesto en comparación con la tecnología actual.
Un claro valor añadido es el cargador bidireccional, que permite utilizar el coche como fuente de energía: ya sea para alimentar dispositivos eléctricos (V2L hasta 3,6 kW) o, en teoría, para devolver energía a la red (V2G hasta 11 kW). Sin embargo, el adaptador V2L es opcional, incluso en la versión tope de gama, lo que parece un ahorro de apenas unos euros en un coche que quiere ser versátil y tecnológico. Y, de momento, V2G todavía no está disponible en Portugal, más por razones regulatorias que tecnológicas.
Con menos de 1.500 kg, el Renault 4 es relativamente ligero para un coche eléctrico, lo que ayuda a la eficiencia y al manejo. La marca afirma un consumo medio de 15 kWh/100 km (versión de 52 kWh), lo que parece realista según nuestra experiencia, incluso en zonas más exigentes como la Serra de Sintra.
Renault también refuerza su compromiso con la sostenibilidad: utiliza nuevos procesos de pintura con menor impacto medioambiental y apuesta por la producción local con la mayoría de sus proveedores en un radio de 300 km de la fábrica. El resultado es una menor huella de carbono y un argumento adicional para quienes buscan un coche eléctrico respetuoso con el medio ambiente.
El nuevo Renault 4 se lanzará en tres versiones – Evolution, Techno e Iconic – con precios que oscilarán entre los 29.500 y los 37.000 euros, un precio competitivo respecto al equipamiento de serie, que incluye llantas de 18 pulgadas, bomba de calor y un buen nivel tecnológico.
La versión Iconic que hemos probado representa el tope de gama y destaca por un aspecto más cuidado y la integración de casi todas las prestaciones disponibles –salvo, por ahora, la llave digital y el adaptador V2L-.

Al igual que el R5, el nuevo Renault 4 no vive del pasado, sino que ha sabido inspirarse en él para reinventarse. Es un SUV compacto con carisma, práctico, confortable y bien equipado, que acierta en los detalles que marcan la diferencia en el día a día. No será el más rápido, ni el más tecnológico, ni el más barato, pero tiene identidad, versatilidad y una propuesta honesta para quienes quieren un coche eléctrico que se adapte a la vida real.
Renault quiere que el nuevo R4 vuelva a ser un coche popular. Por ahora, hay muchos argumentos. Queda por ver si el mercado está preparado para acoger este nuevo icono con la misma pasión que recibió el original.
Visao