La guerra del 5%

La única manera de que China y Rusia, por no mencionar a muchos otros, se ganen el respeto de Europa desde el punto de vista militar es invertir el 5% en defensa, en equipos y recursos humanos, para disuadir cualquier tentación expansionista. Es cierto que China y Rusia gastan mucho más, pero hablamos de una alianza de 32 países contra uno o dos. O varios a la vez.

El hecho de que esta sea una exigencia de Trump —quien hace todo lo posible por afirmarse como el más grande, y a menudo lo consigue— no disminuye la convicción de Europa, que, con una guerra a la vuelta de la esquina, ya se ha dado cuenta de que el paraguas estadounidense ya no es suficiente. Unos años más y los países europeos de la OTAN quedarían completamente vulnerables si no invirtieran millones en mejorar sus capacidades en equipos que, hace apenas tres años, nadie imaginaba que serían las armas del futuro.

La guerra en Ucrania está cambiando por completo las tácticas y la estrategia de los mandos militares, empezando por el mando de la OTAN, que ya reconoce el valor de intercambiar tanques por drones terrestres, navales y aéreos. Existe un concepto completamente nuevo de tecnología militar que debe ser adoptado rápidamente por la OTAN y por cada uno de sus miembros, incluido Portugal, miembro fundador. El 5% es la base mínima para que Europa, independientemente de quién sea el presidente estadounidense, pueda tener capacidades de defensa imbatibles.

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