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Vivienda orientada al futuro

Vivienda orientada al futuro

El Programa Especial de Realojamiento, creado en la década de 1990 y vigente hasta 2005, fue una de las respuestas públicas más significativas al problema de la vivienda en Portugal. Ayudó a miles de familias a salir de condiciones indignas y les ofreció una nueva oportunidad. Desde entonces, sin embargo, el vacío político ha sido total. La crisis de vivienda que enfrentamos hoy no fue casual. Es el resultado de la falta de visión de quienes gobernaron el país durante las últimas tres décadas, sumada a un profundo cambio demográfico que fue sistemáticamente ignorado.

Portugal ha envejecido. La tasa de natalidad ha disminuido, las familias se han reducido y los hogares monoparentales se han multiplicado. Pero las políticas públicas siguen centrándose en un país que ya no existe. En lugar de anticipar los desafíos de las nuevas generaciones, se ha optado por proteger la comodidad de quienes ya tenían un hogar. El gobierno se ha guiado por los votos de quienes podían mantener el statu quo. Y las consecuencias son evidentes. Una generación entera se ha quedado atrás.

Hoy en día, incluso quienes tienen trabajo e ingresos están lejos de poder permitirse una vivienda. Se ha creado el mito de que ganar 1500 euros al mes en el centro de Lisboa u Oporto es sinónimo de privilegio. Pero esa cantidad ya no permite un alquiler compatible con una vida digna. Los jóvenes posponen proyectos, las parejas regresan a casa de sus padres y la clase media se ve empujada a zonas cada vez más remotas, sacrificando tiempo, calidad de vida y estabilidad.

No estamos solos en este desafío. Otros países europeos enfrentan tensiones similares. La diferencia radica en las respuestas. Finlandia, por ejemplo, creó un sistema de préstamos para vivienda para jóvenes, financiado por el Estado, que funciona. Se llama ASP. Permite comprar una primera vivienda con condiciones ventajosas y, posteriormente, convertir el préstamo en uno tradicional. El resultado es evidente: jóvenes con autonomía, recursos y perspectivas. Lo mismo ocurre con el acceso a la vivienda para estudiantes, con ofertas gestionadas por universidades o asociaciones académicas, muy por debajo de los precios del mercado.

¿Y qué hay de aquí? En Portugal, el Partido Socialista ha gobernado la mayor parte de los últimos 25 años. Cuando tenía mayoría absoluta, desaprovechó la oportunidad de reformar el sector. Optó por la inacción. El programa "Más Vivienda", anunciado con promesas de cambio, acabó generando incertidumbre, ahuyentando la inversión y sin satisfacer las necesidades de los más necesitados. La presión demográfica sobre los centros urbanos, agravada por flujos migratorios descoordinados, lo complicó todo aún más. La demanda aumentó, pero la oferta se mantuvo estancada. Las ciudades ya no podían satisfacer las necesidades de la población que vivía y trabajaba allí. Una vez más, faltaron planificación, valentía y visión.

La clase media portuguesa ha cambiado. Y con ella, las necesidades de vivienda también han cambiado. Persistir en la ilusión de que todo sigue igual es condenar el futuro de una generación. La vivienda ya no debe verse como un asunto secundario. Hoy en día, es una de las claves principales para la cohesión social, el crecimiento económico y la justicia intergeneracional. El gobierno de Alianza Democrática ha comenzado a revertir esta tendencia con soluciones concretas, diálogo y responsabilidad. Es crucial aumentar significativamente la oferta de vivienda pública. Hoy en día, este parque representa solo el 2% del total de viviendas en Portugal, mientras que en países como los Países Bajos y Suecia supera el 30%. También es esencial desarrollar programas integrales de alquiler asequible, reducir los impuestos sobre el alquiler, agilizar y simplificar los procesos de construcción e impulsar una reducción del IVA en la construcción. No es posible construir casas en 24 horas, pero la prioridad política y la voluntad en este ámbito darán resultados a medio plazo.

Ya se han tomado varias medidas para apoyar el empoderamiento de los jóvenes. Las exenciones fiscales para la compra de primera vivienda, el aumento de las deducciones del impuesto sobre la renta y el compromiso de ampliar la oferta pública de alquileres asequibles son solo algunos ejemplos. El gobierno de AD ha demostrado su compromiso con el desarrollo de políticas basadas en la solidaridad intergeneracional. La vivienda no es la excepción. Ahora, necesitamos integrar esta respuesta con la realidad social y económica más amplia que identifico en este texto. Solo así podremos devolver la esperanza a quienes desean construir su futuro en Portugal.

Jornal Sol

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