Estancias temporales en residencias de mayores y centros de enfermería

Con la llegada del verano, la realidad se repite: las familias buscan apoyo para sus mayores, y el uso temporal de residencias y centros de mayores aumenta significativamente. La creciente presión asociada a este fenómeno estacional no puede ignorarse, ya que plantea importantes desafíos no solo para las familias, sino también para las instituciones y los profesionales del sector.
El último estudio de Via Senior revela que las colocaciones temporales aumentan aproximadamente un 82 % durante los meses de verano, en comparación con el promedio del resto del año. Junio, julio y agosto registran las tasas más altas (30 %, 34 % y 31 %), mientras que en meses como enero y noviembre la demanda se asocia más a soluciones permanentes (9 % y 10 %) y mucho menor a las estancias temporales.
Este aumento estacional expone varias realidades, no solo las relacionadas con los cuidadores, sino también con la capacidad de respuesta de las residencias que acogen a personas mayores. En primer lugar, muchos cuidadores, ya sean familiares, amigos o profesionales, desean (y necesitan) un periodo de descanso, por lo que la necesidad de ofrecer una solución alternativa fiable para las personas mayores se hace más evidente durante el verano, permitiendo a los cuidadores habituales tomarse sus vacaciones. Cabe destacar también que estas estancias sirven como prueba: son una oportunidad para confirmar que el familiar mayor se siente cómodo en el entorno de la residencia o centro de mayores y se está adaptando a la nueva rutina. Dado el importante aumento de la calidad observado en los últimos años en las instalaciones, los servicios y la atención personalizada a los residentes, actualmente más del 15 % de estas estancias temporales se convierten en permanentes.
La disponibilidad de camas en estos ERPI (Residencias para Personas Mayores) es escasa, lo que convierte la falta de plazas en una preocupación real. En muchas regiones del país, estas unidades están muy cerca de su capacidad máxima, priorizando en última instancia los ingresos permanentes, evitando así la inestabilidad inherente a su gestión interna y la excesiva rotación de usuarios. De hecho, el estudio revela una disparidad regional significativa: distritos como Leiria, Braga, Viana do Castelo y Viseu presentan un mayor porcentaje de plazas temporales (debido principalmente a una mayor oferta), mientras que distritos como Faro, Beja, Guarda y Castelo Branco (con menor oferta) presentan una tasa de plazas muy baja o nula, ya que las camas se asignan principalmente a estancias de larga duración.
Esta realidad pone de relieve las limitaciones de la capacidad de alojamiento del sector y la necesidad de políticas públicas que fomenten una mayor capacidad entre los proveedores de atención a personas mayores. Sin una ampliación de la oferta para satisfacer las necesidades y la creciente demanda, muchas familias seguirán enfrentando dificultades y tendrán que elegir residencias que no se ajustan a sus preferencias e incluso a sus necesidades. Esto es especialmente cierto cuando la solicitud de servicio se realiza con urgencia, debido a un empeoramiento de la salud, un alta hospitalaria u otra emergencia.
Las familias deben revisar las opciones disponibles con la mayor antelación posible y confirmar las características de las unidades, los servicios ofrecidos, las cuotas mensuales y la disponibilidad, especialmente a través de información en línea. También deben visitar las unidades para comprobar el ambiente del lugar y comprender, entre otras cosas, cómo interactúa el personal con los residentes y su satisfacción con las actividades ofrecidas.
A pesar de todos estos desafíos, el sector está experimentando una transformación muy positiva. Como se mencionó, la calidad y la diversidad de la oferta han ido en aumento, y cada vez más residencias en todo el país ofrecen servicios similares a los de un hotel, con una amplia variedad de servicios como salas comunes y de juegos, biblioteca, capilla, jardín, piscina y salas de recuperación, entre otros. También se ofrece una variedad de actividades de ocio, estimulación cognitiva y sociales. Asimismo, se ofrece apoyo médico y de enfermería para garantizar el seguimiento de los residentes más vulnerables. Sin embargo, esta evolución es desconocida para la mayoría de las familias, que a menudo no encuentran la solución que mejor se adapta a sus necesidades.
El verano puede ser una oportunidad para reflexionar de forma consciente e informada sobre el cuidado de las personas mayores. Y, si es necesario, es el momento ideal para empezar a buscar. Tendrá la seguridad de encontrar una residencia para personas mayores que se ajuste a las preferencias de su familia, como la ubicación y el presupuesto, y a las necesidades y el perfil de la persona mayor, como los servicios necesarios para sus necesidades físicas y cognitivas.
observador