La respiración ha sido nombrada nuevo identificador biométrico e indicador de salud

En los últimos años, la comunidad científica ha explorado cada vez más las posibilidades de utilizar datos biométricos para identificar a una persona y evaluar su salud. Un estudio reciente da un paso importante en esta dirección, demostrando que la forma en que cada persona respira es única y puede servir como un identificador fiable, así como evidencia de su salud física y mental.
La respiración es un proceso vital regulado por el cerebro. Cada inhalación y exhalación desencadena actividad eléctrica en las neuronas asociadas con las áreas cerebrales responsables de la emoción, la memoria y la cognición. Los investigadores han sugerido que, dado que el cerebro de cada persona es único, los patrones respiratorios también deberían ser diferentes.
“Creemos que el cerebro es un órgano único y, por lo tanto, los patrones respiratorios asociados a su actividad también deberían ser únicos”, explica el neurobiólogo Noam Sobel. Para comprobar esta hipótesis, los científicos desarrollaron un dispositivo especial que podía monitorizar la respiración continuamente durante 24 horas.
La tecnología registró el flujo de aire nasal, registrando parámetros como la duración de la inhalación, el intervalo entre inhalaciones, el volumen de aire que pasa por cada fosa nasal y otros indicadores. El estudio contó con la participación de 100 voluntarios que usaron el dispositivo durante 24 horas y registraron sus actividades a través de una aplicación móvil.
Mediante algoritmos de aprendizaje automático, los científicos lograron identificar a cada participante por su respiración con una precisión de hasta el 96,8 %. Además, pruebas repetidas realizadas dos años después confirmaron la estabilidad y fiabilidad del modelo, lo que indica la posibilidad de utilizar estos datos biométricos a largo plazo.
Curiosamente, el estudio demostró no solo la capacidad de identificar a una persona por su respiración, sino también una relación entre los patrones respiratorios y su salud. Por ejemplo, los participantes con altos niveles de ansiedad presentaban respiraciones más cortas y pausas de sueño más variadas. Quienes sufrían de depresión presentaban una respiración más rápida y superficial.
“Este descubrimiento es muy importante porque demuestra que la respiración no es sólo un proceso fisiológico automático, sino también un reflejo del estado interno de una persona”, señala el neurobiólogo Umberto Basilio.
Los autores del estudio sugieren que la monitorización respiratoria a largo plazo podría convertirse en una herramienta poderosa en el futuro para diagnosticar enfermedades mentales y físicas. Por ejemplo, los cambios en los patrones respiratorios podrían ser una señal temprana de depresión, trastornos de ansiedad o incluso enfermedades cardiovasculares.
“Si podemos interpretar con precisión los patrones respiratorios, podemos desarrollar intervenciones personalizadas, como enseñar técnicas de respiración adecuadas para reducir la ansiedad o mejorar el estado de ánimo”, afirma Sobel. Añade que una forma de avanzar es crear dispositivos que no solo rastreen la respiración, sino que también ayuden a regularla en tiempo real.
A pesar de su enorme potencial, el uso de datos biométricos respiratorios plantea preocupaciones éticas y de privacidad. Algunos expertos advierten que los datos podrían utilizarse con fines ilícitos, como la vigilancia o la manipulación. Sobel reconoce que estas preocupaciones están justificadas y subraya la necesidad de normas estrictas para proteger la información personal.
«Diez minutos de grabación no son suficientes para sacar conclusiones. Pero 24 horas representan una cantidad significativa de datos y requieren un manejo responsable», afirma el neurocientífico. En el futuro, Sobel señala que podrían existir leyes que regulen el uso de estos datos biométricos para garantizar su seguridad y privacidad.
Algunos científicos señalan que los patrones de respiración pueden depender de muchos factores, como la actividad física, el entorno o incluso el estado de ánimo en un momento determinado.
«Esta es una dirección muy prometedora, pero debemos tener en cuenta que la respiración es un proceso dinámico y sus características pueden cambiar», afirma el neurobiólogo Detlef Heck. Añade que será necesario desarrollar algoritmos más precisos y robustos para su aplicación práctica.
mk.ru