Esgrima. Con los campeones europeos Guarrigue y Lacheray, los jóvenes jugadores franceses en el Campeonato Mundial sin presión.

La última cita de la temporada postolímpica, el Campeonato Mundial de Esgrima de Tbilisi (del 22 al 30 de julio), dará al equipo francés las últimas señales de un año lleno de promesas por confirmar y revelaciones.
No les hables de "defender su estatus". Tras aprovechar su oportunidad en el Campeonato Europeo, nuevos nombres de la esgrima francesa, como Eva Lacheray y Rémi Garrigue, se dirigen al Campeonato Mundial en Georgia el martes con entusiasmo, pero sin presión.
Tras dos semanas algo más tranquilas, un breve descanso y la vuelta a los entrenamientos, el orleanés tuvo tiempo de asimilar a fondo el título que había ganado un mes antes. El sablista de 20 años, que ya había sido un fuerte competidor por equipos durante toda la temporada, acaparó todas las miradas en Italia, en un arma donde sus compatriotas Sébastien (número 1 del mundo) y Jean-Philippe Patrice eran más esperados. Todo ello mientras vencía al triple campeón olímpico húngaro Aron Szilagyi en la final.
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"Me permitió demostrar que soy capaz de vencer a los mejores", afirmó el satisfecho jugador, ganador de su primer gran título senior.
Ahora, esperado en Georgia, el número 13 del mundo se mantiene tranquilo: "el estado de ánimo para llegar (al Mundial) no será diferente, voy allí por la medalla, pero solo al final del baile pagamos a los músicos".
Su compatriota Eva Lacheray , coronada en florete y que disputará también su primer Mundial, es aún más categórica: "Los entrenadores me hablaron un poco de ello, diciéndome que no me presione por un estatus, ¡pero estoy muy lejos de ese tipo de idea!".
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"Oigo hablar mucho del título de campeona de Europa, si eso asusta a mis rivales, mejor, pero a mí no me cambia nada, no tengo nada que defender", añade la que el mes pasado se llevó dos de las tres medallas francesas de florete (2ª por equipos) cuando, en la prueba masculina, Anas Anane, de 21 años, también se distinguió al ganar la plata.
Tras regresar decepcionada de los Juegos Olímpicos de París (octavos de final en categoría individual, primera ronda en categoría por equipos), la floretista de 25 años confirmó sobre todo un ascenso de potencia ya caracterizado por su primer podio personal en la Copa del Mundo en El Cairo en marzo.
"Es perfectamente capaz de mantener el mismo nivel de exigencia y el mismo rigor durante todo el día", asegura el entrenador del equipo francés, Yann Detienne. "Estos Campeonatos Mundiales llegan en el momento justo para que pueda volver a expresarse", aunque la tarea será más difícil con la presencia, entre otros, del número uno del mundo y doble campeón olímpico estadounidense, Lee Kiefer.
"Es la competición que todos esperan, aquella para la que nos preparamos todo el año. Me alegré mucho de haber ganado, pero fue solo un paso", añade Sarah Noutcha, quien también estuvo a la altura de las expectativas al proclamarse campeona europea de sable tras una temporada en la que obtuvo buenos resultados en repetidas ocasiones.
"Es alguien a quien veo evolucionar año tras año", coincide su entrenador Mathieu Gourdain, "y más aún este año (...) En el Campeonato Europeo, no hubo ni un solo papel para la rival, nunca se rindió".
Mathieu Gourdain también admite que vio a la sablista "lograr muchas de las cosas que se esperaban el año pasado, cuando ya era fuerte: comprender el juego, la psicología de sus oponentes y el ritmo para esforzarse". Todos estos elementos podrían permitirle causar una nueva impresión en Tiflis.
Le Républicain Lorrain