Impuesto mínimo global: exención para las grandes tecnológicas estadounidenses

Los países del G7 han llegado a un acuerdo sobre el Impuesto Mínimo Global (IMG), que entró en vigor el 1 de enero de 2024 y se introdujo con la reforma fiscal firmada por 147 países de la OCDE. El ganador es Donald Trump, ya que el gobierno estadounidense obtuvo la exención para las grandes tecnológicas.

Victoria por chantaje

El Impuesto Mínimo Global establece un impuesto mínimo del 15% para las empresas con una facturación anual superior a 750 millones de euros. Por ejemplo, si una filial no está sujeta al tipo mínimo vigente en su país de origen, el estado donde se encuentra la matriz aplicará un impuesto complementario a esta última. Sin embargo, el acuerdo de 2021 solo ha sido implementado por unos pocos países. Entre los ausentes se encuentran China y Estados Unidos .

Apenas llegó a la Casa Blanca, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que cancelaba el acuerdo sobre el impuesto mínimo global firmado por la administración anterior. Dentro de la famosa Ley One Big Beautiful Bill, se encuentra la sección 899 (página 950), que establece un aumento de impuestos para las empresas no estadounidenses (impuesto de venganza).

Se llegó a un entendimiento mutuo durante el G7. Estados Unidos obtuvo una exención del impuesto mínimo global para las grandes tecnológicas. A cambio, eliminaron el artículo 899 de la Ley One Big Beautiful Bill antes del debate en el Senado (el proyecto de ley ya fue aprobado por la Cámara de Representantes). Las nuevas disposiciones se examinarán en las próximas semanas en la OCDE.

El Departamento de Finanzas de Canadá (que preside el G7) afirmó que el acuerdo brindaría « mayor estabilidad y certeza al futuro del sistema tributario internacional ». Giancarlo Giorgetti , ministro de Economía y Finanzas de Italia, afirmó que se trataba de un « compromiso honorable que protege a nuestras empresas de las represalias automáticas previstas originalmente en la Sección 899 de la Ley One Big Beautiful Bill ».

Sin embargo, la cuestión de los impuestos a los servicios digitales aplicados en varios países, incluida Italia, que afectan especialmente a las empresas estadounidenses, sigue pendiente. Trump había amenazado con imponer aranceles como represalia.