Niños y guerras: es una masacre de inocentes. En Sudán y el Congo, una menor es violada cada 30 minutos.

Evitar la masacre de inocentes: una niña violada cada treinta minutos. Este es uno de los datos más aterradores que se desprenden de la agenda de UNICEF "Niños y conflictos armados", en el informe editado por la directora de protección infantil, Sheema Sen Gupta. El debate celebrado en el Consejo de Seguridad de la ONU hace dos días ha puesto el foco en... Miles de niños asesinados, mutilados, secuestrados , reclutados por grupos armados o privados de acceso a la ayuda humanitaria en 2024 y los primeros meses de 2025. Más que un llamamiento, el de Unicef suena como un grito dirigido a los gobiernos y a las instituciones internacionales: detener las armas explosivas en zonas pobladas y detener la impunidad de quienes violan y matan.
2024, un año terrible para los niños del mundoLa infancia no es una zona gris, no conoce trincheras: protegerla es un deber legal y moral. «Los niños no son soldados. No son mercancías. Son niños. Y merecen la paz», afirmó el senador Gupta. Que 2025 sea un año desastroso para la guerra y el conflicto ya no es noticia. Que 2024 haya registrado el mayor número de violaciones graves contra niños en zonas de conflicto quizá sea menos noticia. Con un aumento del 25 % en comparación con 2023, un año terrible, 2024 se ha situado en primer lugar en esta terrible clasificación. Datos que, además, están destinados a permanecer inciertos: la verdadera magnitud del fenómeno , más allá de los casos documentados oficialmente, es, muy probablemente, más vasta y aterradora.

Un panorama que se vuelve aún más alarmante si observamos las zonas más afectadas. Solo en Israel y Palestina, en 2024, se registraron más de 8.000 abusos graves. Como lo demuestran las imágenes que circulan a diario en redes sociales y el informe de UNICEF, los niños son las principales víctimas , blanco de armas explosivas que impactan en zonas residenciales, escuelas y hospitales. «En ningún otro lugar del mundo se ha registrado un número tan elevado de violaciones graves desde que este Consejo estableció el Mecanismo de Monitoreo y Presentación de Informes hace veinte años», se lee en la agenda.
En Sudán y la República Democrática del Congo , dos de los países más castigados, la realidad se refleja en las cifras: entre enero y febrero de 2025, en tan solo dos meses, se produjeron casi 10.000 casos de violación y violencia sexual . En 4 de cada 10 casos, se vieron implicados menores de edad: un promedio, de hecho, de una niña violada cada treinta minutos. UNICEF reporta dos de los datos más alarmantes: el uso sistemático de armas explosivas en zonas pobladas —responsable de más del 70 % de los asesinatos y mutilaciones— y el aumento de la violencia sexual, que ha crecido más de 30 puntos porcentuales en el último año.
Armas y violaciones que, junto con los cuerpos, también afectan las estructuras esenciales para la supervivencia y la vida misma: hospitales, escuelas, sistemas de agua. Una fórmula diabólica que implica heridas físicas, psicológicas y sociales, y señales de que el tiempo no alcanza para sanar.
UNICEF: El derecho humanitario debe ser respetadoAnte estas situaciones, UNICEF insta a que todas las partes en el conflicto respeten el derecho internacional humanitario , frenando la proliferación y el uso de armas explosivas en zonas pobladas. Que todos los Estados, dentro o fuera del conflicto, no solo lo respeten, sino que, sobre todo, garanticen su respeto por los demás Estados. Ante todo, es necesario proteger y ampliar el espacio humanitario, un espacio a menudo marginado y amenazado.
Incluso a nivel económico, como ocurre con la propia agenda de Unicef, con recortes que «están socavando nuestra capacidad de monitoreo, prevención y respuesta». Como la escoba de Leopardi en la cima del volcán, incluso en el desierto de los conflictos hay señales de esperanza.
Señales de esperanzaMás de 16.000 niños fueron liberados de grupos armados en 2024 y recibieron ayuda para su protección y reintegración. Algunos países, como Siria, la República Centroafricana, el Congo, Haití, Irak y Pakistán , han asumido compromisos concretos para poner fin al reclutamiento infantil y facilitar su reintegración. Mientras tanto, gobiernos y autoridades locales están poniendo en marcha protocolos de protección, grupos de trabajo especializados y procesos judiciales contra los responsables de violaciones, como ocurrió en Colombia. Señales de que «donde hay voluntad política, es posible avanzar», subraya el informe. Pero UNICEF advierte: todo esto no es suficiente. Se necesitan fondos y que los culpables rindan cuentas penalmente; de lo contrario, la espiral no se detendrá. En resumen, señales contradictorias, a veces positivas, a veces decididamente sombrías. El llamamiento sigue siendo el mismo, urgente e ignorado: salvar a la infancia de las guerras de los adultos.
Luce