Transporte marítimo, fiebre por los biocombustibles: demasiada demanda, muy poca oferta

La carrera por un transporte marítimo de cero emisiones corre el riesgo de estancarse en un problema crucial: la escasez de biocombustibles . Compatibles con los motores de los buques existentes y en consonancia con los objetivos de la OMI (Organización Marítima Internacional) , el biodiésel y el bioGNL son actualmente las opciones más viables para reducir las emisiones. Sin embargo, según Rystad Energy, la oferta no se ajusta al ritmo de la demanda.

En un escenario sin restricciones, la demanda mundial de biodiésel marino podría superar los 140 millones de toneladas equivalentes de fueloil para 2028. Sin embargo, la capacidad de producción mundial no superará los 120 millones, y se reduce a tan solo 40 millones si se aplican criterios de sostenibilidad, favoreciendo así los biocombustibles avanzados. La situación del bioGNL es aún más crítica: frente a una demanda marítima prevista de 16 millones de toneladas, más del 94 % del biometano mundial ya se destina a otros usos, lo que deja una proporción residual insignificante.

“Esta es una crisis de suministro que la industria no puede ignorar”, advierte Junlin Yu, analista sénior de Rystad Energy . ¿El riesgo? Apostar por una solución de transición que, sin una planificación a largo plazo ni acuerdos de suministro, podría resultar poco fiable.

Mientras tanto, la presión regulatoria aumenta . A partir de 2025, la norma de la OMI sobre la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero de los combustibles impone objetivos más estrictos. En este contexto, los biocombustibles son más económicos que los combustibles convencionales bajos en azufre (Vlsfo), especialmente si se encuentran dentro de los umbrales de GEI previstos, por lo que se benefician de incentivos.

¿La verdadera ventaja? Reside en la velocidad . Las mezclas del 30% o 50% pueden ayudar a alcanzar los objetivos a corto plazo, pero solo una transición a biocombustibles 100% bajos en emisiones garantiza ahorros estructurales y una alineación estratégica con la descarbonización . El bioGNL, en particular, se perfila como una opción más económica que el biodiésel, especialmente si cuenta con el apoyo de subsidios.

Pero el tiempo se agota. El amoníaco y el metanol siguen siendo alternativas prometedoras, pero costosas , afectadas por obstáculos infraestructurales y comerciales. Mientras tanto, la competencia por el acceso a los biocombustibles se intensificará. Y quienes no actúen ahora corren el riesgo de quedarse atrás.