La palabra a los oncólogos primarios

Estimado Director,
Me gustó el artículo sobre el estudio publicado el 1 de junio en el NEJM sobre el papel de la actividad física en pacientes con cáncer de colon operado.
Se sabe que el ejercicio físico, a través de una reducción de los procesos inflamatorios, un aumento de la presión arterial sobre la pared vascular y de la sensibilidad a la insulina, un aumento de la respuesta inmune y una acción sobre la proliferación de células tumorales ligadas a factores de crecimiento metabólico, puede representar un tratamiento eficaz en el control evolutivo de la enfermedad oncológica.
Sin embargo, creo que es útil reiterar que el estudio en cuestión ha demostrado cómo la actividad física bien estructurada puede considerarse un complemento al tratamiento de quimioterapia indicado en pacientes con esta enfermedad, y no un sustituto. De hecho, es importante especificar que el 100 % de los pacientes incluidos en el estudio ya habían completado el tratamiento de quimioterapia planificado. Esto se hace para evitar interpretaciones erróneas, especialmente por parte de lectores acostumbrados a lecturas superficiales.
Finalmente, creo que estos datos son relevantes no solo desde una perspectiva clínica, sino también desde una perspectiva farmacoeconómica, considerando que la promoción de la actividad física como acto terapéutico durante el seguimiento del paciente tras el tratamiento de quimioterapia permitiría una evidente contención económica, dado el elevado coste de los principios activos oncológicos que se indicarían en caso de recaída de la enfermedad. No es casualidad que la promoción de la actividad física y, en general, de los estilos de vida represente un reto significativo para el NHS.
La Repubblica