El Google Maps hecho en España que usaremos en la Luna: así es el sistema de navegación LUPIN

Puede que cuando los humanos vuelvan a pisar la Luna en los próximos años, el sistema que utilicen para orientarse en ese terreno inhóspito y sin referencias lo haya creado una empresa española. Se llama LUPIN, lo firma la compañía tecnológica GMV y está diseñado para ofrecer posicionamiento preciso en tiempo real en la superficie lunar.
En pocas palabras: es el equivalente a un Google Maps espacial, pero sin necesidad de cobertura terrestre.
GMV, una empresa con sede en Madrid que lleva años trabajando con la ESA y la NASA en sistemas de navegación, ha desarrollado este sistema como parte en el marco del Programa de Innovación y Apoyo a la Navegación (NAVISP, sus siglas en inglés) de la Agencia Espacial Europea (ESA).
El objetivo es probar nuevas técnicas de posicionamiento, navegación y sincronización de tiempo (PNT) para la exploración de la superficie lunar. Estas tecnologías, explica la compañía española, combinarán los métodos actuales de PNT planetaria con las futuras señales de medición de distancia del LCNS (Lunar Communication Navigation System), señales satelitales que se usarán de la misma manera en que las señales de GPS se utilizan en la Tierra, pero con satélites en órbita alrededor de la Luna.
Es decir, se desplegará una constelación de satélites en órbita lunar que permitan navegación y comunicaciones como las que tenemos en la Tierra.
Ahora mismo, las misiones espaciales que aterrizan en la superficie lunar tienen que calcular su posición usando señales enviadas desde la Tierra o mediante complejos sensores a bordo. ¿Por qué? Porque, a diferencia de nuestro planeta, la Luna no cuenta con una infraestructura de satélites de posicionamiento como el GPS.
Esto implica retrasos, errores y zonas sin cobertura, sobre todo si hablamos de regiones como el polo sur lunar, la cual es clave para las futuras misiones programadas, o la cara oculta del satélite.
LUPIN (siglas en inglés de Lunar Pathfinder Inertial Navigation) se desmarca de ese modelo. No depende directamente de enlaces con la Tierra. En su lugar, capta señales de navegación de satélites en órbita y las combina con sensores inerciales y cámaras, lo que permite una localización más rápida, continua y fiable.
Tal y como explican desde GMV, este avance no solo mejorará la precisión, sino que también permitirá rutas más rápidas y eficientes, a la vez que reducirá la carga computacional dedicada a la navegación. Como resultado, la velocidad del róver se determinará principalmente por las condiciones del terreno, en lugar de por limitaciones técnicas, lo que marca “el comienzo de una nueva era en la exploración lunar automatizada”.
Para probar la tecnología, el equipo de GMV se desplazó hasta un lugar que, curiosamente, se parece bastante a la Luna: el Parque Natural de los Volcanes de Fuerteventura. Allí, en un terreno árido y rocoso, simularon una misión espacial real y pusieron a prueba LUPIN con excelentes resultados.
Steven Kay, responsable del proyecto LUPIN en GMV, detalla que durante las pruebas en La Oliva se ha logrado recopilar exitosamente más de 7 km de datos de recorrido a diferentes velocidades, “desde la convencional de 0.2 m/s hasta velocidades rápidas futuras de 1.0 m/s”, explica.
Incluso durante estos ejercicios se han hecho pruebas nocturnas con una combinación de luz solar simulada para imitar las condiciones lumínicas de la Luna, así como en total oscuridad utilizando únicamente la iluminación a bordo del róver para navegar.
Aunque parezca ciencia ficción, la exploración lunar se está acelerando: NASA quiere volver a la Luna en 2027 con Artemis III, China planea misiones tripuladas antes de 2030 y varias agencias están estudiando cómo instalar bases permanentes. Todo eso requiere sistemas de navegación robustos y España se ha colocado en primera fila con esta innovación.
El sistema LUPIN no solo servirá para orientarse. También podría facilitar el aterrizaje de naves, la coordinación entre robots y astronautas y el transporte de recursos en futuras colonias lunares. En definitiva, podría ser la brújula más tecnológica de la historia. Y haría su trabajo a más de 380.000 kilómetros de casa.
20minutos