Los vendavales de media hora del Barça de Flick

Nadie, o muy pocos, dentro del Barcelona se puso nervioso cuando Mbappé marcó los dos primeros goles el domingo en Montjuïc. “El Barça aún no se ha puesto a jugar. Cuando empiece...”, fue un comentario que se repitió entre los que están cerca del equipo de Hansi Flick. Denota la confianza que existe en el talento del conjunto blaugrana para generar ocasiones. Si algo ha demostrado el Barça esta temporada es que, cuando está inspirado, se convierte en un vendaval de fútbol y una orgía de goles. Hasta el punto de que se ha especializado en resolver y liquidar partidos en poco más de media hora.
Viva el descontrol. El vértigo al poder. Amenaza total. Diversión garantizada.
Seña de identidad Los blaugrana se han caracterizado por no especular y siempre buscar más dianas sin mirar el marcadorDicho y hecho. Porque es lo que pasó en el último clásico. Un zurdazo de Gerard Martín desde fuera del área fue el que encendió la mecha. Courtois tuvo que lucirse para despejar a córner. En ese saque de esquina llegó el gol de cabeza de Eric Garcia. El Barcelona ya no paró de acelerar y atacar y no pisó el freno hasta que el árbitro pitó el descanso. Por entonces, el Madrid había encajado cuatro goles: Eric, Lamine Yamal y dos de Raphinha.
El 4-2 era prácticamente definitivo después de lo sucedido en los clásicos del Bernabéu o de la final de Yida. Esos dos partidos contra el Madrid son otros dos encuentros en los que el Barcelona de Flick también había batido cuatro veces al portero blanco en 45 minutos. En Chamartín (0-4) todos los tantos fueron en la segunda parte mientras que en Arabia Saudí, para la Supercopa (2-5), los cuatro primeros llegaron en el primer tiempo.
Cuando el volcán entra en erupción En nueve partidos los blaugrana han marcado 4 goles en una misma mitadTres pruebas, frente al gran rival, de que los blaugrana son imparables cuando entran en trance y empiezan a salirles las cosas y a entrarles los goles, sobre todo porque la consigna de Flick fue desde el principio siempre querer más, no especular e intentar marcar el máximo de tantos posibles.
En total han sido nueve partidos en los que en alguno de los dos medios tiempos han celebrado cuatro goles del tirón, casi de seguidilla. Los otros son contra el Valladolid (7-0), en Mallorca (1-5), en Da Luz (4-5), al Valencia en casa (7-1) y en Mestalla en la Copa (0-5) y al Atlético en el Metropolitano en la Liga (2-4).
Indefensos Los ciclones más devastadores los sufrieron el Valencia y el Valladolid, que recibieron cuatro dianas en apenas 22 minutosCuando el Barcelona entra en combustión, arrasa. Es un tsunami que se lleva por delante a cualquier rival, un volcán en erupción que agrede con su presión alta de escuela alemana y que golpea una y otra vez cuando roba con ataques vertiginosos, ideales para las características de jugadores como Raphinha o Lamine Yamal.
Cuando se pone a jugar, al ritmo de Pedri la creación, tiene media hora de lujuria en la que nada se le resiste. Treinta minutos en los que se le aparecen las musas y todo le sonríe. Un lapso de arrebato en el que la rauxa hace temblar a cualquier defensa, que se ve abrumada porque el peligro le puede llegar de cualquier forma. No hay mayor locura que la remontada en Lisboa, donde el Barça perdía por 4-2 y acabó ganando por 4-5.
En total, el Barcelona ha completado hasta nueve remontadas. Entre las más épicas, además de la del campo del Benfica en enero, la del Atlético en marzo (de 2-0 a 2-4 en 27 minutos) o la del Celta, que ganaba 1-3 en Montjuïc a falta de 26 minutos para el final pero terminó perdiendo (4-3).
Espectáculo garantizado En 23 de los 57 encuentros disputados, el conjunto de Flick ha anotado cuatro o más dianasPero los ciclones más devastadores los sufrieron el Valencia y el Valladolid. Los valencianistas, entonces en la parte baja de la clasificación, se vieron en un abrir y cerrar de ojos con un 4-0 por debajo en 22 minutos en el Lluís Companys mientras que los vallisoletanos, todavía en agosto, encajaron el cuarto, el quinto, el sexto y el séptimo entre el 64 y el 85 siendo víctimas de la voracidad de los blaugrana.
Esas medias horas de inspiración e iluminación han sido una constante, incluso con el descanso de por medio. También fueron víctimas el Girona en Montilivi, el Barbastro o la Real Sociedad. Aunque, quizás en la semifinal de la Champions en Milán, esa seña de identidad de no mirar el marcador le jugó en contra. Desde agosto hasta mayo, los partidos del Barcelona se han convertido en un espectáculo asegurado. Solo se ha quedado una vez sin marcar (Leganés) y en 23 de los 57 ha celebrado cuatro o más goles. Un volcán de lava blaugrana ha entrado en erupción.
lavanguardia