Vacunas: El aluminio no aumenta el riesgo de enfermedades autoinmunes, del desarrollo neurológico o alérgicas.

La posible o presunta toxicidad del aluminio utilizado como adyuvante en algunas vacunas ha sido objeto de debate durante mucho tiempo. De hecho, los expertos enfatizan que actualmente no existen estudios que demuestren efectos secundarios graves derivados del aluminio contenido en las vacunas y que, de hecho, la cantidad que ingerimos a través de la dieta es mucho mayor. Los resultados de un estudio publicado recientemente en Annals of Internal Medicine , en el que participaron más de un millón de niños daneses, confirman que no existen pruebas que respalden una posible asociación entre la exposición al aluminio presente en las vacunas y el desarrollo de trastornos autoinmunes, alérgicos o del neurodesarrollo.
¿Para qué se utiliza el aluminio en las vacunas?Para llevar a cabo la investigación, los autores —un equipo del Statens Serum Institute (un instituto bajo los auspicios del Ministerio de Salud danés)— aprovecharon el hecho de que se han introducido vacunas con diferente contenido de aluminio en el programa nacional de vacunación infantil danés durante un período de 24 años. Esto les permitió monitorear los posibles efectos de diferentes dosis de aluminio. El aluminio se ha utilizado durante más de 90 años en la formulación de ciertas vacunas para potenciar la respuesta inmunitaria inducida por el antígeno, es decir, el ingrediente activo de la vacuna (bacterias y virus atenuados o sus componentes). Por lo tanto, el aluminio actúa como adyuvante, ayudando esencialmente a atraer células del sistema inmunitario al lugar de la inyección, estimulando así la producción de anticuerpos contra el antígeno.
Los resultados de la investigaciónPara profundizar en los detalles del nuevo estudio, el equipo de investigación examinó datos de aproximadamente 1,2 millones de niños nacidos en Dinamarca entre 1997 y 2018. En concreto, utilizaron los registros sanitarios nacionales daneses para obtener información sobre la exposición acumulada al aluminio a partir de las vacunas infantiles administradas a cada niño antes de los 2 años y la incidencia de 36 trastornos autoinmunes, 9 trastornos atópicos o alérgicos y 5 trastornos del neurodesarrollo. El seguimiento continuó hasta que los participantes cumplieron 5 años.
No hay evidenciaLos análisis mostraron que las diferentes dosis de aluminio contenidas en las vacunas no se corresponden con diferentes riesgos de desarrollar estos trastornos.
“Este estudio nacional”, concluyen los autores, “no encontró evidencia que respalde un mayor riesgo de trastornos autoinmunes, atópicos, alérgicos o del desarrollo neurológico asociados con la exposición en la primera infancia a vacunas con aluminio añadido”.
repubblica